Los Carabineros de Milán, norte de Italia, interceptaron hoy una carta dirigida al papa Francisco que contenía tres balas, según confirmaron este lunes fuentes del cuerpo militar.
La carta fue interceptada en el centro de clasificación postal de Peschiera Borromeo, en la provincia de Milán, e inmediatamente intervinieron los Carabineros del departamento de San Donato Milanese, que abrieron una investigación bajo la autorización de la fiscal adjunta de Milán, Alessandra Cerreti.
Según el diario Corriere della Sera, la carta contiene tres balas de calibre de 9 milímetros y un mensaje relativo al último caso de las operaciones financieras en el Vaticano, sobre el que hace algunos días se abrió un juicio contra varias personas y el cardenal defenestrado por Francisco, Angelo Becciu.
La agencia Adnkronos informó que la carta fue enviada desde Francia y el destinatario estaba escrito con bolígrafo pero apenas legible aunque se podía identificar: “Papa – Ciudad del Vaticano, Piazza S. Pietro en Roma”.
La trama que sacude el Vaticano
En el juicio por las operaciones financieras en el Vaticano, que continuará el 5 de octubre, están imputadas otras nueve personas por delitos como malversación, blanqueo, fraude y abuso de poder por la compra irregular de un edificio en Londres, que provocó un agujero de casi 400 millones de euros en las cuentas del Vaticano.
El promotor de Justicia (fiscal vaticano), Gian Piero Milano, empezó su investigación en 2019 y en su informe detectó “graves indicios” de corrupción en un caso de inversiones inmobiliarias.
Becciu (Pattada, Cerdeña,1948) era hasta el año pasado uno de los hombres más poderosos de la Curia, considerado el “número tres” dentro de los muros leoninos, hasta que en septiembre de 2020 fue defenestrado por Francisco por este caso.
Licenciado en Derecho Canónico, en los Ochenta accedió a la red diplomática de la Santa Sede trabajando en delegaciones de medio mundo, desde Sudán o Nueva Zelanda hasta el Reino Unido o Francia.
Su ascenso se consolidó con Juan Pablo II (1978-2005), que le hizo arzobispo, y Benedicto XVI (2005-2013) le puso en 2011 en como sustituto en la poderosa Secretaría de Estado, principal ente de Gobierno del estado.
Francisco le creó cardenal en 2018 y le nombró prefecto para las Causas de los Santos. Un año más tarde, el nombre de aquel nuevo príncipe de la Iglesia acababa salpicado por estas irregularidades.
El Papa lo cesó en septiembre de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y le despojó de sus derechos relacionados con el Cardenalato por su supuesta implicación este caso. Sin embargo, el prelado se ha mostrado confiado en que “la aportación de las numerosas pruebas y testimonios” lograrán demostrar “su inocencia de toda acusación”.
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