El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE) está evaluando la posibilidad de adquirir y operar su propia flota de aviones para acelerar las deportaciones de inmigrantes indocumentados. Esta iniciativa busca reducir la dependencia de vuelos chárter contratados con aerolíneas privadas, un esquema utilizado durante años para deportar a migrantes.
La secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, está impulsando esta propuesta como parte de los esfuerzos de la administración Trump para aumentar las deportaciones. Según fuentes cercanas a las conversaciones, Noem busca que ICE utilice una parte de su presupuesto para adquirir, poseer y operar su propia flota de aviones para deportar inmigrantes.
Funcionarios afirman que, si ICE tuviera sus propias aeronaves, podría duplicar el número de personas que deporta cada mes, ya que no estaría limitado por las restricciones de las empresas con las que tiene contratos, que alquilan sus aviones a múltiples clientes.
Actualmente, ICE alquila entre 8 y 14 aviones a la vez para vuelos de deportación, lo que permite deportar aproximadamente 15,000 personas al mes. Para alcanzar la meta de deportar hasta un millón de personas al año, la agencia necesitaría duplicar la cantidad de deportaciones mensuales, es decir, entre 30,000 y 35,000 deportaciones mensuales. Para lograrlo, se estima que ICE requeriría adquirir entre 30 y 35 aviones propios.
La adquisición de una flota propia implicaría una inversión significativa. Según estimaciones, el costo de cada avión comercial podría oscilar entre 80 y 400 millones de dólares, lo que llevaría el costo total de la flota a un rango de entre 2,400 y 12,000 millones de dólares. Además, ICE tendría que asumir los gastos de mantenimiento, contratación de pilotos, personal médico y de seguridad, así como cumplir con las regulaciones de la Administración Federal de Aviación (FAA).
La creación de una flota propia permitiría a ICE tener mayor control sobre los vuelos de deportación, reduciendo la dependencia de las aerolíneas comerciales y evitando posibles protestas o boicots.