La Justicia brasileña condenó este 6 de febrero al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a 12 años y 11 meses de cárcel por otro caso de corrupción y lavado de dinero, así informaron fuentes judiciales.
El petista fue sentenciado por supuestamente recibir más de 1 millón de reales (unos $270,000) en propinas referentes a las reformas de un inmueble en Atibaia que está en nombre de Fernando Bittar, hijo del amigo de Lula y exalcalde de Campinas, Jacó Bittar. Según la sentencia, las obras fueron financiadas por las contratistas OAS, Odebrecht y Schahin.
«El condenado recibió una ventaja por ocupar el cargo de Presidente de la República, de quien se exige un comportamiento ejemplar como el mayor mandatario», escribió la jueza Gabriela Hardt, reemplazante de Sergio Moro, al considerar que la culpabilidad de Lula era elevada.
Lula (2003-2010) ya cumple condena desde el pasado abril por otro caso de corrupción, después de que la Justicia diera por comprobado que recibió un apartamento en una playa de Sao Paulo a cambio de sobornos.
Por su parte, Gleisi Hoffman, presidente del Partido de los Trabajadores (PT) denunció que «la persecución contra Lula no para», en momentos en los que, según la propia diputada federal, el exmandatario podría recibir un Premio Nobel de la Paz.
A fines del mes de enero, Lula da Silva cumplió 300 días en prisión, fecha que coincide con el término del plazo para las nominaciones de posibles aspirantes al Nobel de la Paz, para el que el Partido de los Trabajadores (PT) protagonizó una intensa campaña en su favor.
A lo largo de diez meses, el ex líder sindical recibió centenares de visitas, entre ellas el expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica, el eurodiputado italiano Roberto Gualtieri y el exmandatario del Partido Social Demócrata alemán Martin Schulz.