Los restos de un cohete chino que perdió el control tras ser lanzado días reingresarán a la atmósfera terrestre este fin de semana, y grandes bloques podrían caer en cualquier lugar del planeta, informó este martes el Pentágono, que se encuentra monitoreando su trayectoria.
El regreso del Long March 5B (”Larga Marcha”) no será controlado, por lo que la zona donde se producirá el retorno del cohete de 30 metros será una incógnita hasta seis horas antes del impacto.
El portal SpaceNews advirtió: “Será uno de los casos más grandes de reentrada incontrolada de una nave espacial y potencialmente podría aterrizar en un área habitada”.
No obstante, como el 70% de la superficie de la Tierra consta de océanos, y otros tantos kilómetros cuadrados de zonas deshabitadas, las posibilidades de que caigan sobre alguien es menor, indicaron expertos. De todas formas el riesgo existe.
“No es potencialmente bueno”, dijo Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard, consultado por el medio británico The Guardian. Para fundamentar su declaración, mencionó un antecedente: “La última vez que lanzaron un cohete Long March 5B terminaron con grandes y largas barras de metal volando por el cielo y dañando varios edificios en Costa de Marfil. La mayor parte se quemó, pero hubo estos enormes trozos de metal que cayeron al suelo. Tuvimos mucha suerte de que nadie resultara herido”.
Sin embargo, también matizó la situación y dijo que no cree que “la gente deba tomar precauciones”. “No voy a perder mucho sueño tomándolo como una amenaza hacia mi integridad física”, expresó.
El jueves, China lanzó el primero de los tres elementos de su estación espacial, la “CSS”, cuyo montaje se hará a lo largo de diez misiones y terminará a finales de 2022. El módulo central Tianhe (“Armonía celeste”), el lugar donde vivirán los astronautas, fue propulsado por el cohete Larga Marcha 5B, que es la nave de 21 toneladas que ahora caerá en algún punto del planeta.
Si bien la nave será parcialmente destruida en la atmósfera durante su regreso, reduciendo su tamaño, todavía quedarán escombros potencialmente peligrosos.
“Lo malo es que es una verdadera negligencia por parte de China. No podemos dejar caer objetos de más de diez toneladas del cielo sin un control propiamente dicho, añadió McDowell. Desde 1990 no ocurría una situación de esta naturaleza.
Trazar la órbita de la nave actualmente es imposible por la cantidad de factores que pueden influir en la trayectoria. Una vez que se tenga certeza sobre la fecha de entrada en la atmósfera, la zona estimada de caída será divulgada con una anticipación aproximada de seis horas.
China invierte miles de millones de dólares en su programa espacial para intentar ponerse al nivel de Europa, Estados Unidos y Rusia. Entre sus proyectos más ambiciosos está el de posar un robot teledirigido en Marte o enviar ciudadanos chinos a la Luna hacia el 2030.