En su segundo día de la visita a Irak, el sumo pontífice católico se reunió con la principal autoridad religiosa chiíta del país. También visitó Ur, la llanura donde inicialmente vivió Abraham, una figura relevante para los cristianos, los musulmanes y los judíos.
Una coexistencia pacífica entre las religiones. Ese fue el mensaje principal que dio el papa Francisco este sábado 6 de marzo en su segundo día de visita a Irak. Y es que el sumo pontífice del catolicismo se reunió durante 45 minutos con el ayatolá Ali Al-Sistani, una de las principales autoridades religiosas chiítas del país. Es la primera vez que dos líderes de ambas religiones se reúnen.
Al-Sistani dijo que las autoridades religiosas tienen un papel en la protección de los cristianos de Irak. “El liderazgo religioso y espiritual debe desempeñar un papel importante para poner fin a la tragedia (…) e instar a las partes, especialmente a las grandes potencias, a hacer prevalecer la sabiduría y el sentido y borrar el lenguaje de la guerra”, indicó su oficina en un comunicado tras la reunión.
El ayatolá agregó que los cristianos deben vivir en paz y disfrutar de los mismos derechos que los demás iraquíes. Francisco agradeció sus palabras y el hecho de que una de las figuras más poderosas del islam haya defendido a los perseguidos durante algunos de los momentos más violentos de la historia reciente de Irak.
Y es que cuando el yihadista suní Estado Islámico ocupó extensos territorios en Irak entre 2014 y 2017 y persiguió a cristianos, el ayatolá promovió a través de sus fetuas (edictos religiosos) que los musulmanes se movilizaran en contra del grupo armado. Además, Al-Sistani pidió justicia para las minorías cristianas, concretamente para los cristianos en Mosul. En enero de 2019, también solicitó que se investigaran los “crímenes atroces” perpetrados por los yihadistas contra los yazidíes en Sinyar y los turcomanos en Tel Afar.
La menguante minoría cristiana de Irak además ha padecido años de desplazamiento e intimidaciones a manos de milicianos chiítas, un hecho al que Al-Sistani se ha opuesto.
“El encuentro fue una oportunidad para que el papa agradeciera al gran ayatolá Al-Sistani porque, junto con la comunidad chiíta, ante la violencia y las grandes dificultades de los últimos años, ha alzado su voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando el carácter sagrado de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí”, indicó el portal oficial del Vaticano.
La reunión entre los dos líderes religiosos fue en la ciudad de Najaf, al sur de Bagdad y el principal centro religioso chiíta de Irak. Y es que allí es donde vive Al-Sistani. De hecho, el encuentro se realizó en su casa. Además, en la ciudad está ubicado el santuario del primer imán chiíta, Ali shrine. Su tumba es uno de los lugares más sagrados del islam.
El papa Francisco llega a Ur: hogar de los cristianos caldeos y del profeta Abraham
Después de reunirse con el ayatolá, el papa Francisco continuó su viaje hacia el sur del país hasta Ur, uno de los lugares iraquíes donde viven más miembros de la minoría religiosa de los caldeos cristianos. Así, el sumo pontífice cumple con el deseo que tuvo el papa Juan Pablo II, quien en el año 2000 planeó visitar el lugar, pero que no pudo a causa de la guerra en Irak.
Este sitio, además, es simbólico para las tres religiones más grandes del mundo. Fue allí donde se cree que nació y vivió por primera vez Abraham, uno de los profetas más venerados por cristianos, musulmanes y judíos.
Desde allí, Francisco reiteró su llamado a la fraternidad entre las creencias. “La hostilidad, el extremismo y la violencia no nacen de un corazón religioso: son traiciones a la religión”, expresó el papa. “Los creyentes no podemos guardar silencio cuando el terrorismo abusa de la religión; de hecho, estamos llamados sin ambigüedades a disipar todos los malentendidos”, agregó.
En su mensaje, el papa también recordó a la comunidad de la religión yazidí, “que ha llorado la muerte de muchos hombres y ha visto a miles de mujeres, jóvenes y niños raptados, vendidos como esclavos y sometidos a violencias físicas y a conversiones forzadas”. Jorge Bergoglio pidió rezar por “todos los que han padecido semejantes sufrimientos y por los que todavía se encuentran desaparecidos y secuestrados, para que pronto regresen a sus hogares”.
Más de 2.800 yazidíes siguen desaparecidos, en su mayoría mujeres y niños, según los últimos datos oficiales.
Además, el pontífice reconoció la labor de los voluntarios musulmanes de Mosul “que ayudaron a reconstruir iglesias y monasterios, construyendo amistades fraternas sobre los escombros del odio, y a cristianos y musulmanes que hoy restauran juntos mezquitas e iglesias”, como señaló Vatican News.
El papa Francisco continuará su visita el domingo precisamente visitando esa ciudad, donde visitará varias iglesias que fueron parcialmente destruidas por el Estado Islámico.