Miles de personas salieron a las calles de Brasil el domingo por segundo día consecutivo, exigiendo un juicio político para el presidente Jair Bolsonaro, a quien acusan de ser débil ante la pandemia del covid-19 que ha matado a más de 216.000 brasileños.
Vehículos tocando el claxon desfilaron por las calles de Río de Janeiro, Sao Paulo y al menos una decena de ciudades más, mientras otros manifestantes marcharon a pie, algunos gritando, «¡Vete, Bolsonaro!”.
Las protestas del domingo fueron convocadas por grupos conservadores y de derecha que alguna vez apoyaron al presidente, mientras que las del sábado eran de la izquierda.
«Cuando Bolsonaro llegó, votamos por él porque nos parecieron interesantes sus propuestas, pero con la situación ahora con la pandemia es terrible”, dijo Meg Fernandes, una ingeniera de 66 años que se unió el domingo a la protesta en Río.
Agregó que se sentía particularmente consternada por la situación en la ciudad norteña de Manaus, en donde hay una lista de espera para camas en cuidados intensivos y una escasez de oxígeno médico.

«Ya me había sentido frustrada el año pasado, pero ahora con la situación en Manaos, creo que tiene que parar” este gobierno”, comentó. «Adiós, Bolsonaro”.
Thomas Favaro, un analista político de la consultoría Control Risks, dijo que Bolsonaro corre poco riesgo de un juicio político, aunque eso podría cambiar si sus aliados pierden una elección el 2 de febrero para el liderazgo de la cámara baja.
«La base de Bolsonaro en el Congreso es inestable, pero es sólida”, comentó, aunque podría verse afectada por la popularidad menguante del presidente.
Sin embargo, añadió que un juicio político sería «una opción nuclear que cambiaría la trayectoria política del país”.

Bolsonaro, quien está a mitad de su período de cuatro años, se ha enfrentado a nuevas críticas en semanas recientes por la crisis en Manaus y por demorar en lanzar la campaña de vacunación contra el COVID-19 en Brasil. Desde hace mucho el presidente se rehúsa a las medidas de cuarentena, argumentando que el daño económico sería peor que la enfermedad.
La Fiscalía General pidió abrir una investigación al ministro de Salud
La Fiscalía General de Brasil pidió al Tribunal Supremo que abra una investigación al ministro de Salud, Eduardo Pazuello, para que dé explicaciones del colapso del sistema sanitario en Manaos, la capital del estado de Amazonas, por la falta de oxígeno para los pacientes de coronavirus.
Según Médicos sin Fronteras, Manaos se enfrenta a un “impresionante” ritmo de ingresos de pacientes afectados por coronavirus, lo que ha producido la saturación del sistema de salud y ha reducido su capacidad para producir oxígeno.

El estado de Amazonas, uno de los más afectados de Brasil, registra 7.051 muertes y 248.561 contagios en medio de un sistema prácticamente en ruinas.
Así, y según el informe de la Fiscalía, a pesar de que Pazuello ya observó un aumento de casos en el Amazonas durante las Navidades, aguardó hasta el 3 de enero para enviar a sus delegados para evaluar la crisis que atravesaba Manaos.
A principios de ese mes, la demanda de oxígeno en la red de salud pública del estado de Amazonas era once veces superior a la media cuando el ministro declaró su voluntad de remediar el problema. Pazuello afirmó tener conocimiento de la falta de oxígeno el día 8 de ese mes, cuatro días antes de ordenar el envío de suministros, argumentando que la empresa responsable no tenía la capacidad de acelerar el pedido.
Desde el 6 de enero se recomendó el traslado de pacientes gravemente enfermos a otros estados, pero los primeros desplazamientos solo comenzaron diez días después, según el documento al que ha tenido acceso O Globo.
El fiscal general, Augusto Aras, consideró insuficientes las explicaciones del ministro y ha solicitado la intervención del Supremo, previa presentación de una denuncia ante la Policía Federal. El Ministerio de Salud no ha realizado comentarios y se ha limitado a manifestar que está esperando una notificación oficial para dar una respuesta.
Ampliación del cementerio
En las últimas dos semanas, Manaos registra un promedio de más de 100 entierros de víctimas de covid-19 por día, con un récord de 213 el 15 de enero.
Con más de 3.000 entierros en enero, Manaos no recuerda un mes más funesto. Los trágicos récords de la segunda ola de la pandemia de covid-19 y del colapso sanitario aceleran de forma vertiginosa la expansión del mayor cementerio de la capital amazónica de Brasil.
Las obras de ampliación no paran en el camposanto Nossa Senhora Aparecida, cerca del caudaloso río Negro, donde se realizan más del 75% de las inhumaciones de la ciudad.
Bajo el agobiante sol del trópico, los obreros abren nuevos lotes y empiezan a levantar estructuras verticales, que acogerán de 2.000 a 3.000 cuerpos.
Aunque casi la mitad (1.419) de los 3.165 entierros totalizados en Manaos hasta el 22 de enero se debieron oficialmente a la pandemia, esa alta cifra muestra también la crisis del sistema de salud.
Hasta ahora, el peor mes desde la primera ola, que había obligado a abrir fosas comunes, era abril de 2020, con 2.809 entierros en la ciudad.
Da mucha envidia ver a estos paises unidos para reclamar un bien para todos ellos. En ES nos han robado todos los gobierno y lo siguen haciendo descaradamente. Regalando bolsas quieren el poder total sin ningún plan económico. El PIB comprometido.
Ahora ya no hay quien pueda salvarlo ni chespirito mucho menos Trump. Bolsonaro esta huérfano