El primer ministro británico, Boris Johnson, confirmó el miércoles que estuvo brevemente en una fiesta organizada en los jardines de Downing Street durante el confinamiento, afirmando creer que se trataba de un encuentro de trabajo, y pidió disculpas ante el parlamento.
La comparecencia ante el Parlamento del líder conservador, de 57 años, era muy esperada tras las nuevas revelaciones de que él y sus altos funcionarios violaron las restricciones de covid al celebrar una fiesta con tragos, y en momentos en que se multiplican los titulares condenatorios de la prensa y crece la ira del público.
Johnson le dijo al parlamento que millones de británicos habían hecho “sacrificios extraordinarios” durante el primer confinamiento en 2020 y, aunque le pareció que el partido era un evento de trabajo, emitió “disculpas sinceras”.
Johnson dijo asumir la “responsabilidad” de los “errores” cometidos, a lo que el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, respondió llamándole a dimitir como han hecho en el pasado sus colaboradores que infringieron las reglas sanitarias contra el coronavirus.
“Ahí lo tenemos… el patético espectáculo de un hombre que perdió el rumbo”, dijo Starmer. “Su defensa, que no se dio cuenta de que estaba en una fiesta, es ofensiva para el público británico… ¿Ahora va a hacer lo decente y renunciar?”.
Ian Blackford, líder del Partido Nacional Escocés en Westminster, también pidió la renuncia del primer ministro y apeló a los conservadores.
“Si el primer ministro no tiene sentido de la vergüenza, los diputados conservadores deben actuar para destituirlo”, dijo.
El primer ministro desvió sin embargo las demandas de la oposición de su renuncia y pidió esperar los resultados de la investigación de la alta funcionaria Sue Gray, que determinará si el Gobierno rompió las estrictas normas impuestas para contener la pandemia.
El asediado líder había estado en silencio desde que se filtró un correo electrónico el lunes por la noche en el que un alto funcionario invitaba a más de 100 colegas a un evento al aire libre en mayo de 2020, alentándolos a “llevar su propia bebida”.
Johnson y su esposa Carrie supuestamente asistieron a la reunión en el jardín de su residencia y oficina de Downing Street, según testigos anónimos citados en los medios, aunque hasta la fecha el “premier” había evitado confirmar esto.
La fiesta se llevó a cabo en medio del primer confinamiento estricto del país, cuando el gobierno ordenaba a los ciudadanos no reunirse, ni siquiera al aire libre, y se imponían estrictas restricciones a las reuniones sociales, incluidos los funerales, y altas multas para quienes las violaban.
Los reclamos son los últimos de una serie de acusaciones similares que surgieron el mes pasado sobre las fiestas de Downing Street celebradas durante los cierres posteriores en el período previo a la Navidad de 2020.
Pérdida de apoyo en su partido
La ira pública generalizada por las revelaciones ha provocado que las calificaciones de las encuestas tanto para Johnson como para los conservadores gobernantes se desplomen y provocó llamados a su renuncia por parte de los políticos de la oposición y críticas en su propio partido.
Más de 10 parlamentarios conservadores han criticado públicamente la reunión de Downing Street. Uno de ellos, Nigel Mills, dijo que la posición de Johnson sería “insostenible” de confirmarse su asistencia a la fiesta. “Si el primer ministro asistió a sabiendas a una fiesta, no veo cómo puede sobrevivir habiendo aceptado renuncias por mucho menos”, le dijo a BBC News.

“Aceptó la renuncia de su vocera [Allegra Stratton] por no asistir a una fiesta pero bromear al respecto en un momento de restricciones mucho más livianas. Simplemente creo que eso es insostenible”, dijo.
Muchos más parlamentarios conservadores están expresando su enojo en privado, según el diario The Guardian, aunque algunos están preparados para esperar los resultados de una investigación de la funcionaria Sue Gray, que determinará si el Gobierno rompió las estrictas normas impuestas para contener la pandemia.
Un ex ministro dijo que los conservadores observarían de cerca las respuestas del primer ministro. “A partir de eso, obtendrá una idea muy clara de los colegas sobre si creen que es una posición sostenible”, dijo al Guardian.
Incluso las portadas de los periódicos que normalmente respaldan a Johnson y los Tories fueron condenatorias.
“¿Se acabó la fiesta para el Primer Ministro?” preguntó el superventas Daily Mail, mientras que el titular del Daily Telegraph decía: “Johnson pierde el apoyo de los conservadores”.
“Es mi fiesta y me mantendré oculto si quiero”, se burló el tabloide The Sun.
Johnson, elegido por abrumadora mayoría en diciembre de 2019, esperaba comenzar el nuevo año dejando atrás las revelaciones anteriores de fiestas en Downing Street que rompieron el confinamiento y denuncias de amiguismo y corrupción.
Las denuncias anteriores lo llevaron a nombrar a Sue Gray, otra alta funcionaria, para investigar las acusaciones. Su investigación ahora se ha ampliado para incluir las últimas acusaciones.
Mientras tanto, la Policía Metropolitana de Londres ha dicho que ha estado en contacto con la Oficina del Gabinete sobre la reunión de mayo de 2020, lo que plantea la posibilidad de una investigación criminal más seria.
Indignación ante la doble moral del gobierno
En este contexto, varios sondeos publicados el martes indicaron que la mayoría de británicos cree que Johnson debería dimitir.
Una encuesta realizada por Savanta ComRes entre 1.040 adultos señala que un 66 % de los entrevistados -y un 42 % de los votantes conservadores- considera que el líder “tory” debe dejar su cargo.
Un 65 % opina que Martin Reynolds, el funcionario que invitó por correo electrónico a un centenar de colegas para tomar algo en la sede gubernamental “aprovechando el buen tiempo”, también ha de abandonar su puesto.
Otro sondeo de YouGov para Sky News difundido hoy señala que un 56 % piensa que Johnson tiene que dimitir, mientras que un 27 % dice que ha de seguir al frente del Ejecutivo y un 17 % está indeciso.
La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, pidió hoy públicamente la dimisión de Johnson, que aún no se ha pronunciado sobre las últimas revelaciones, mientras que el líder del Partido Laborista -primero de la oposición-, Keir Starmer, le ha pedido que “deje de mentir a los británicos” y “confiese de una vez”.