Dani Alves continúa en prisión después de ser detenido el pasado 20 de enero tras ser acusado de agredir sexualmente a una joven de 23 años en una discoteca de Barcelona el 30 de diciembre. Recientemente, la fiscalía le negó la libertad condicional y mantuvo su postura de dejarlo en prisión provisional por dos motivos.
El primero y en el que se basó principalmente fue en el riesgo de fuga del futbolista, sin embargo, detrás de esa decisión se escondía una más determinante: la investigación concluirá pronto y el caso se resolverá antes de fin de año. De esta manera, el juicio sería en 2023.
“A todo lo argumentado debemos añadir que la instrucción está prácticamente finalizada cuando ha transcurrido un mes desde la detención del señor Alves”, fue la conclusión de la Audiencia de Barcelona durante el acto en el que desestimó el recurso de apelación que presentó la defensa del jugador.
La repercusión mediática que tomó el caso al tratarse de un exitoso futbolista y la rapidez con la que se recabaron las pruebas y los testimonios hicieron que la investigación se acelerara al punto que podrían alcanzar la instrucción penal (fase previa al juicio oral) antes de junio.
Por tal motivo, además, la Audiencia de Barcelona consideró que “la prisión provisional puede mantenerse durante un lapso temporal razonable, sin alcanzar los máximos legalmente previstos”.
Siguiendo los tiempos previstos por la justicia española, a finales de este año se llevaría a cabo el juicio, en el cual el brasileño se enfrentaría a “un delito de agresión sexual con penetración del articulo 179 del Código Penal que tiene prevista una pena entre 4 y 12 años de prisión”, detalló la Fiscalía.
Sin embargo, según pudo saber El Mundo, podrían tenerse en cuenta los detalles que brindó la víctima en sus declaraciones, en las que apuntaba que fue engañada para entrar al baño de la discoteca Sutton y posteriormente golpeada. Con esos agravantes la pena pasaría a ser de entre 8 y 10 años de cárcel en el caso de que se encontrara culpable al ex Barcelona.
El rápido avance del caso se debió a un conjunto de situaciones: la primera fue el accionar del complejo bailable en aplicar el protocolo contra la violencia sexual y la inminente llegada de los Mossos d’Esquadra. En poco tiempo, la joven dio su versión de los hechos y fue trasladada al Hospital Clinic donde fue atendida de inmediato.
La discoteca, en tanto, cerró el perímetro en el que se había producido el episodio, lo que permitió a los investigadores trabajar con mayor precisión. A ello se le sumaron las declaraciones ante el juzgado del personal del lugar, así como también de las amigas de la víctima y otros testigos.
A los resultados de ADN, que indicaron que las huellas y los restos de semen encontrados en la escena pertenecían al futbolista, quedan por sumarle los informes psicológicos de la víctima para determinar cómo le afectó el presunto ataque. Con todos esas pruebas, la Audiencia podrá avanzar en el caso.
Por su parte, la defensa de Dani Alves continúa centrada en la versión de que las relaciones fueron consentidas basándose en las cámaras del lugar en donde se podría ver a Alves ingresando al baño primero y la joven unos minutos después dentro de un ambiente distendido.