Se cumplen 20 años de uno de los eventos más trágicos en la historia de Estados Unidos: los atentados del 11 de septiembre de 2001. Aquel fue el día en que cerca de 3.000 personas murieron cuando varios aviones comerciales secuestrados se estrellaron contra las Torres Gemelas en Nueva York; la sede del Pentágono en Arlington, Virginia; y un campo abierto de Pensilvania. Aquí revisamos la historia de dichos ataques que transformaron al mundo entero.
Los atentados ocurrieron durante la mañana de un martes y fueron atribuidos al grupo transnacional yihadista de Al-Qaeda. 19 terroristas suicidas, divididos en 4 grupos, secuestraron cuatro aviones de aerolíneas comerciales estadounidenses.
Los primeros fueron el vuelo 11 de American Airlines y el vuelo 175 de United Airlines que, mientras sobrevolaban la ciudad de Nueva York, impactaron los icónicos rascacielos del complejo financiero World Trade Center, conocidos como las Torres Gemelas.
El tercer avión secuestrado, el vuelo 77 de American Airlines, modificó su curso para impactar la fachada oeste del Pentágono, la sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos; y un cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, erró en su objetivo de estrellarse contra el Capitolio en Washington y cayó en un campo abierto de Pensilvania.
Este cuarto avión no embistió el Congreso de los Estados Unidos a razón de la resistencia de los pasajeros y tripulantes al enfrentarse al comando terrorista.
Así lo reveló la caja negra del vuelo, en un afán de los pasajeros de correr una suerte distinta a la de los otros aviones, de los cuales ya tenían noticias. Pero aunque el enfrentamiento contra los terroristas frustró el objetivo, la cabina perdió el control y se fue a tierra a campo abierto.
Los cuatro aviones secuestrados habían despegado desde los Aeropuertos de Boston, Washington-Dulles y Newark. Tenían por destino California, de manera que sus depósitos de combustible estaban llenos con cerca de 91.000 litros, lo suficiente para tener tiempo de maniobra aérea. Según las cajas negras de los aviones, los secuestradores se hicieron al control de los vuelos portando navajas simples con las que mataron a las azafatas de vuelo y al menos a un piloto.
El ataque contra las Torres Gemelas evidenció la vulnerabilidad del país más poderoso del mundo
De los cuatro aviones secuestrados y estrellados, fueron los dos primeros Boeing 767 los que causaron la mayor cantidad de víctimas mortales. Hablamos de los aviones que embistieron directamente las Torres Gemelas, los rascacielos que muchos años fueron los más altos del mundo desde su inauguración en 1973.
El horror en la zona del bajo Manhattan, el corazón del distrito financiero estadounidense, había comenzado a las 8:46 de la mañana con el impacto del primer avión en la torre norte. En dicho edificio, la compañía de seguros Marsh & McLennan y el banco de inversiones Cantor Fitzgerald, con oficinas entre los pisos 93 y 105, perdieron de inmediato a cerca de 1.000 empleados.
El impacto del segundo avión en la Torre Sur ocurrió a las 9:03 de la mañana, es decir, 17 minutos después del ocurrido en la Torre Norte.
Pero mientras los bomberos socorrían a las más de 14.000 personas que se presumían en los rascacielos, a las 9:59 se derrumbó la torre sur, es decir, la segunda en haber sido impactada. Entre tanto, la torre norte se mantenía en pie, pero no por mucho tiempo. Finalmente, a las 10:28 de la mañana, la torre norte colapsó y se vino abajo.
De los 750 miembros del Cuerpo de Bomberos de Nueva York que ingresaron a las torres y se sumergieron en la destrucción, 343 fallecieron aquel día, y cerca de 250 quedaron con lesiones de por vida.
La inmensa montaña de escombros tras la caída de las torres liberó una gigantesca nube de polvo que invadió el vecindario de Wall Street. En las calles había miedo, confusión, llanto.
Todo lo que ocurría estaba siendo transmitido en directo por las televisiones del mundo entero. Una tragedia sin precedentes en territorio estadounidense que dejó cerca de 3.000 víctimas mortales. La mayoría de ellas en las torres gemelas con alrededor de 2.700 muertes.
También murieron 125 personas dentro del edificio del Pentágono, así como los 265 pasajeros de los cuatro aviones estrellados, incluyendo los 19 terroristas suicidas de Al-Qaeda.
Además, 24 personas se cuentan dentro de la lista de desaparecidos y 25.000 se cifran como heridos, muchos de ellos con lesiones permanentes.
El cerebro de los atentados fue un paquistaní, actualmente preso en Guantánamo y a la espera de juicio
De acuerdo con el pentágono, la idea de secuestrar aviones e impactarlos contra objetivos estadounidenses, que cambió para siempre las medidas de seguridad de los vuelos, partió de un paquistaní, Khalid Sheikh Mohammed.
Este miembro de Al-Qaeda convenció al fundador y líder de la organización, Osama Bin Laden, de llevar a cabo los atentados contra Estados Unidos, su principal enemigo de Occidente, con la modalidad de aviones.
Luego de ser capturado en Rawalpindi, Pakistán, el 1 de marzo de 2003, en un trabajo conjunto de la CIA con el servicio de inteligencia paquistaní, Khalid Sheikh Mohammed fue llevado a prisión en custodia estadounidense. En 2006 Mohammed confesó haber sido el autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre. En consecuencia, en 2008 fue acusado por crímenes de guerra y asesinato masivo por una comisión militar de Estados Unidos.
Actualmente se encuentra en la prisión de máxima seguridad de Guantánamo, en la isla de Cuba, desde donde ha denunciado episodios de tortura. Recientemente fue anunciada la reanudación de su juicio, que según expertos en justicia estadounidense le podría acarrear la pena de muerte.
¿Qué es Al-Qaeda y cuál era su motivación para encarnar una lucha terrorista contra Estados Unidos?
Al-Qaeda fue fundada a finales de la década de 1980 por el millonario saudita Osama Bin Laden. Bajo una ideología fundamentalista y una visión extrema del Islam, Al-Qaeda se conformó como una red de apoyo logístico para los combatientes musulmanes que habían resistido en Afganistán la invasión de la Unión Soviética.
Con los años, Al-Qaeda se convirtió en una poderosa e influyente organización que había reclutado a individuos en todo el mundo islámico, y que para la década de 1990, con la disolución de la Unión Soviética, tenía un nuevo enemigo en la mira: Estados Unidos. Los motivos: el apoyo militar a Israel, sus bases militares en Arabia Saudita donde yacen sus territorios sagrados y las agresiones contra el pueblo de Irak.
Con George Bush de presidente, y sin un enemigo puntual al que atacar, Estados Unidos y sus aliados internacionales lanzaron la denominada guerra contra el terrorismo.
Una guerra que estalló un mes después de los atentados del 11 de septiembre con la invasión a Afganistán, donde rápidamente fueron derrocados los talibanes, acusados de proteger y dar refugio a células de Al-Qaeda.
Y en el mismo marco de la guerra contra el terrorismo, en el año 2003, el presidente Bush coordinó nuevamente con sus aliados otra guerra, la de Irak, en la que por años la obstinación fue derrocar y capturar a Saddam Hussein.
En mayo de 2011, y tras una exhaustiva búsqueda, la guerra contra el terrorismo dio otro golpe. Las fuerzas estadounidenses mataron a Osama Bin Laden en un asalto sorpresa en su escondite de Pakistán. De inmediato miles de estadounidenses se agolparon en las calles para celebrar su muerte.
Finalmente, en este 2021, coincidiendo con los 20 años de los atentados del 11 de septiembre, Estados Unidos dio por finalizada su incursión militar en Afganistán.
Un retiro de tropas que sorprendió a la comunidad internacional por el vertiginoso regreso al poder de los talibanes, los mismos que apoyaron a Al-Qaeda, ejecutores del atentado terrorista que partió la historia del mundo en dos.
el autoatentado, que dejo marcada a muchas familias
Estos medios siguen la agenda del NOM son basura.