Desde su primera secuencia, Tron: Ares se siente como abrir una puerta al mañana.
Una película que combina tecnología musical, efectos visuales deslumbrantes y una historia que atrapa con ese eterno “¿qué va a pasar?”, mezclando el espíritu ochentero del original con la estética vanguardista del 2010, para transportarnos a una nueva era del Grid.
Jared Leto brilla en una de sus interpretaciones más contenidas y magnéticas: un personaje que encarna lo que somos hoy entre lo humano y lo digital.

Su presencia, unida a la visión del director Joachim Rønning, logra una puesta en escena visualmente hipnótica — cada plano, cada reflejo, cada nota parece hablar de evolución, identidad y conexión.
La música, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross (Nine Inch Nails) le da alma al universo Tron: un pulso electrónico con toques de melancolía que envuelve al espectador y lo lanza directo al corazón de esta odisea tecnológica.
Tron: Ares no es solo una secuela. Es una experiencia sensorial. Un homenaje al pasado, un reflejo del presente y una mirada al futuro del cine digital.

💡 Mi consejo: no la veas solo… vivila. Dejá que la música, la luz y la historia te absorban por completo.
A partir de hoy jueves ya disponible en cualquier cine de Cinemark, nuestra recomendación es que la vean en 3D y vivan la experiencia.
