Primera parte para olvidar dónde el Liverpool puso más corazón que juego y los Wolves se mantuvieron ordenados atrás. Jota y Mané tuvieron 2 ocasiones muy claras en la segunda parte, pero Coady y Sa salvaron los muebles. Sin embargo, Origi se disfrazó de héroe y dio los 3 puntos con un golazo.
Primera parte
El Liverpool empezó fuerte, sabedor que el Chelsea había pinchado en el derbi de Londres y por ende tenía en su mano la posibilidad de recortar distancias. Y es que el conjunto de Bruno Lage tardó más de 3 minutos en llegar al campo contrario ante el dominio y la intensidad del Liverpool.
El ritmo fue bajando y nadie lograba controlar y jugar a algo repitiéndose pérdidas en ambos equipos.
Casi llegada la media hora Thiago dejó sólo a Trent con un buen pase, pero su remate se fue alto. Y al poco una buena combinación permitió al lateral derecho ‘red‘ meter un centro preciso que Jota remató fuera. La réplica iba a venir, por parte del Liverpool, desde la otra banda en un balón filtrado de Jota a Robertson el cuál metería un pase tenso al que nadie iba a llegar.
Jota tuvo la más clara en una primera parte gris.
En el tiempo de descuento los Wolves iban a circular rápido para que Ait pudiese meter un centro al corazón del área al que Alisson salió antes de Adama que entraba sólo a rematar.
Murió una primera parte donde dominó el Liverpool pero no llegó a generar ocasiones realmente claras.
Segunda parte
Dio comienzo la segunda parte con el Liverpool intentando llevar el peso del juego, al igual que la primera parte, pero con los Wolves muy ordenados. En un córner, Thiago se encontró el balón en el área grande y el remate se lo encontró a su vez Sa, que sacó con los pies. Se podía considerar la ocasión más clara del partido y se llevaban 50 minutos.
A la hora de partido una indecisión entre Sa y Saiss iba a permitir robar el balón a Jota, entrar al área y a golpear a puerta al único sitio que había jugadores de los Wolves, el centro de la portería y dar en Coady. Increíble el fallo del jugador portugués.
Raúl Jiménez estuvo desaparecido.
El partido volvió a entrar en la dinámica de la primera parte y ningún equipo llegaba a generar ocasiones claras o dominar con contundencia el juego. Los cambios en ambos equipos no aportaban nada.
En el 86, un mal despeje de la zaga de los Wolves dejó a Mané en posición franca contra Sa, pero el guardameta sacó el disparo casi a bocajarro.
Y en el descuento, cuándo todo parecía que iba a terminar en empate, apareció Origi para recibir un centro de Salah, girarse en el área pequeña y fusilar a Sa.