La final coestelar de la competencia de futbol masculino en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 congregó a dos rivales conocidos. Aunque el cruce en la fase de grupos favoreció al país anfitrión, México logró contrarrestar el favoritismo y la localía de Japón para poder conseguir la medalla de bronce con un certero paso. Así, de la mano de Jaime Lozano, los 23 futbolistas culminaron un proceso con una brillante actuación que sumó la cuarta presea al medallero de la delegación nacional durante Tokio 2020.
Tuvieron que pasar 53 años para que las dos escuadras protagonistas volvieran a coincidir en fase y torneo. En medio de la polémica en torno al futbol mexicano, el partido por el tercer lugar de los Juegos Olímpicos de 1968 fue ganado por los nipones y el Estadio Azteca abucheó la actuación de los anfitriones. No obstante, la historia escrita al interior del Estadio de Saitama el 6 de agosto de 2021 cambió los papeles.
La intensidad se hizo presente desde los primeros segundos. En un torneo tan corto y trascendente, los jugadores apenas tienen tiempo de planificar los partidos. Gracias a la dinámica dictada por el veloz ritmo, los locales quisieron sorprender con una jugada en los primeros minutos del partido. Sin embargo, la zaga mexicana resistió el embate y evitó la repetición de la escena acontecida días antes.
El primer aviso fue suficiente para que los jugadores determinantes hicieran valer su peso en el terreno de juego. Los mexicanos comenzaron a tomar el control del esférico y la zaga comandada por Guillermo Ochoa supo contrarrestar el particular estilo de juego japonés. Con el balón en su control, la creación de oportunidades y llegadas en el ataque comenzó a ser más frecuente.
De esa forma, con 12 minutos en el reloj, una polémica decisión arbitral le otorgó un penal a los visitantes. No hizo falta revisar en el VAR el contacto sobre Alexis Vega tras un desborde. Sebastián Córdova tuvo la confianza y se perfiló para reanudar el encuentro. Su peculiar estilo para cobrar el penal, con pocos metros de perfil, impidió que Kosei Tani adivinara la trayectoria. Con un engaño y ejecución magistral, el americanista abrió el marcador.
Los nipones buscaron la reacción inmediata. Cinco minutos después, en un contragolpe, se acercaron al arco de Ochoa, pero una salida oportuna impidió el empate. El ataque de México no cesó. Una falta más les otorgó un tiro libre cerca del área rival. De nueva cuenta, Córdova solicitó el balón y envió un centro que logró anticipar Johan Vázquez. La carrera del defensor le imprimió la potencia precisa al balón que cruzó la línea sin que el arquero lograra responder. El marcador se puso dos a cero.
Las acciones se fueron al descanso con la ventaja parcial para México. Después de los quince minutos, Japón saltó al terreno de juego con la convicción de empatar. Cuando su presencia en el campo amenazó con acercarse en el marcador, Diego Lainez protagonizó una jugada que le impidió continuar en el partido. Un fuerte choque con un defensor lo orilló a salir y terminar el encuentro con la pierna derecha inmovilizada.
Sin embargo, instantes antes de que se alejara de la portería, Córdova, de nueva cuenta, sirvió un tiro de esquina a uno de los mejores jugadores a lo largo del torneo. Alexis Vega se elevó por el aire y remató con la cabeza para colocar el balón a un costado del poste. Con la tercera anotación del encuentro, también redondeó las grandes actuaciones que tuvo a lo largo del proceso desde el torneo Preolímpico de la Concacaf.
A pesar de la desventaja, Japón no cruzó los brazos y se lanzó constantemente al ataque. No obstante, Guillermo Ochoa intervino en cada una de las oportunidades de los rivales, excepto al minuto 77, cuando Kaoru Mitoma eludió la marca de Johan Vázquez y César Montes y pudo descontar un tanto. A pesar de ello, México finalizó los noventa minutos con dos goles arriba.
Con el pitazo final, los jugadores mexicanos se hincaron en el pasto entre sonrisas en el rostro y la encomienda de ser el ansiado relevo generacional en la Selección Absoluta. Por su parte, Lozano se ganó el reconocimiento de haber encaminado a un grupo de jóvenes que si bien no consiguieron la hazaña de Londres 2012, sí sentaron las bases de un proyecto que promete el desarrollo del futbol mexicano en el contexto internacional.