Con la nueva cepa de coronavirus golpeando fuerte a Europa y principalmente al Reino Unido, se empiezan a ver los impactos en la Premier League. Tras haberse suspendido el Everton-Manchester City del lunes, ahora la organización decidió aplazar el partido entre Tottenham y Fulham de este miércoles por un brote de COVID-19.
Los afectados son parte de la plantilla de los Cottagers y ambos clubes han confirmado que el cotejo fue pospuesto, convirtiéndose en el tercer partido aplazado por el virus en lo que va de temporada. El primero en reprogramarse fue el Newcastle-Manchester City.
“Nuestro club puede confirmar que el partido a domicilio de esta noche frente al Tottenham Hotspur se ha pospuesto. Esto sigue a varios jugadores y personal del primer equipo obtuvieron resultados positivos en las pruebas de COVID-19 de esta semana. Deseamos a los jugadores y al personal que dieron positivo una recuperación rápida y segura”, confirmaron en la web del Fulham.
Quien más lamentó la cancelación fue José Mourinho, entrenador del Tottenham, quien utilizó su cuenta de Instagram para publicar un video en el que se lo veía junto al resto del equipo esperando a que se confirme si finalmente el partido se podía se podría jugar.
“El partido es a las 6 de la tarde… Todavía no sabemos si jugamos. La mejor liga del mundo”, escribió el DT portugués, quien mostró en la pantalla de una de las salas del club que faltaban solamente cuatro horas para el encuentro.
Desde la Premier League anunciaron en las últimas horas que hubo 18 nuevos contagiados por coronavirus, quienes van a tener que aislarse durante los próximos 10 días. Hasta 1.479 futbolistas y trabajadores de los clubes se sometieron a las pruebas PCR entre el 21 y el 27 de diciembre, lo que arrojó esta cifra récord de casos.
Si bien las autoridades de la Premier League todavía insisten con que los protocolos actuales son lo suficientemente estrictos para evitar una nueva paralización –la liga estuvo frenada tres meses, entre marzo y junio de este año–, el diario The Telegraph informó que existe la posibilidad de que haya una suspensión de dos semanas para reducir las tasas de infección.