Después de traicionar el pasado verano al Real Madrid para firmar el contrato más grande de la historia del fútbol, Kylian Mbappé no tardó en arrepentirse. Las promesas deportivas incumplidas por el PSG como la salida de Neymar y el fichaje de Lewandowski, además del retraso en el pago de una de las multimillonarias cantidades de su acuerdo con Qatar provocaron la ira de Mbappé y su familia, que se sintieron engañados por Al-Khelaifi.
Mbappé tanteó incluso la opción de salir del PSG el pasado verano, con su renovación aún caliente, pero los dueños qataríes del club parisino se cerraron en banda. En octubre Kylian se hartó y su entorno acabó filtrando las intenciones del delantero de salir de París justo después del Mundial en el mercado de enero. Otra vez el PSG le cerró la puerta y Mbappé tuvo que recular públicamente.
Mbappé, traidor y traicionado
Pero nada ha cambiado para Mbappé, que no se siente cómodo en el PSG ni en el esquema dentro del campo de Galtier ni en su liderazgo en el club. Por eso, Kylian ha puesto tres condiciones para desistir de su deseo de irse en verano muy difíciles de lograr para los propietarios del club parisino: traspasar a Neymar, fichar a Harry Kane y que Zinedine Zidane sea el entrenador a partir de la próxima temporada.
La salida de Neymar, a día de hoy, parece una quimera. El PSG lo intentó el pasado verano para contentar a Mbappé pero ningún club quiso asumir el salario del brasileño en torno a los 30 millones netos al año. El fichaje de Harry Kane, que termina contrato en 2024, será este verano más factible que nunca, aunque no barato. Y la posible llegada de Zidane al banquillo del PSG, que estuvo muy cerca hace un año, volverá a depender de la decisión que tome Deschamps de seguir o no al frente de la selección francesa.
