Hansi Flick se equivocó presentando una alineación revolucionaria. El Barça naufragó en la primera parte. Lo quiso arreglar en la segunda pero el equipo estaba descompuesto. Mazazo y ducha de agua fría en Pamplona. El líder cayó por errores propios frente a un Osasuna que le ganó por coraje, velocidad y actitud. Dolorosa derrota más por la forma que por el fondo. Duelen más los goles encajados que los puntos perdidos.
Cuando se juega con fuego el riesgo de quemarse es grande. La plantilla del Barça no da para dejar en el banquillo a los mejores jugadores. Fue un suicidio deportivo, una apuesta excesivamente arriesgada del técnico alemán que influido por la racha de victorias creyó que era capaz de ganar con un segundo equipo. El fiasco fue evidente. Dar descanso de golpe a Raphinha y Lamal es un lujo que no se puede permitir, máxime cuando los sustitutos, Pau Víctor y Ferran Torres no dieron la talla y con ello arrastraron a Lewandowski a terreno de nadie sin crear en la primera parte ni una sola ocasión de gol.
El Barça corría y Osasuna volaba. Los rojillos parecían un Ferrari y el Barça vestido por primera vez de verde hizo aguas en todas las líneas. La primera parte barcelonista fue un despropósito. Flick desde la banda ponía cara de estupor y miedo. La defensa también acusó la falta de Iñigo y Balde, Cubarsí fue de cabeza tapando agujeros. Siempre fueron a remolque y cuando reaccionaron en la segunda parte, un penalti les cortó las alas y volvieron a caer en el pozo. Un partido desgraciado de principio en el que Iñaki Peña también salió retratado.
Tomar nota
Toda esta debacle se debe al partido del próximo martes de Champions. Despues de la derrota en Mónaco, Flick quería reservar a sus mejores hombres para debutar en casa con una victoria frente al Young Boys, un rival, todo hay que decirlo, de un nivel inferior a Osasuna. Las ganas de conseguir en Montjuic una victoria convincente, traicionaron al técnico alemán con una alineación que de salida ya ofrecía pocas garantías.
Que la derrota le sirva de lección a Flick para programar mejor las rotaciones. No tiene mucho sentido darles descanso para después tener que echar mano de ellos la segunda parte para intentar salvar el desaguisado. Si en el mes de septiembre hay que dar descanso de golpe a Yamine y Raphinha, no queremos pensar lo que pueda pasar en abril. Hasta ahora el mister alemán se las había apañado muy bien con lo que tenia, pero la plantilla no da para inventos y la verdad es que entre Lamal y Ferran Torres hay un mundo. Tampoco se puede esperar que Pau Víctor haga olvidar al brasileño.