No hay manera. El Madrid no tiene un partido tranquilo en casa ni jugando bien, a ratos de lujo. En otro tiempo habría bastado con la mitad de fútbol para golear. Acabó pidiendo la hora, acogotado por un buen Levante cuyo mérito fue aguantar hasta que llegara su oportunidad. Y la tuvo. Courtois sacó un cabezazo cercano que pudo ser el empate. Ver para creer. Después de la hora sobresaliente de juego blanco.El Bernabéu agradece el buen juego, por supuesto, pero sobre todo reconoce la entrega. Y antes de que empezaran a caer los goles dedicó una ovación elocuente al equipo, a los 20 minutos, después de presionar al Levante en la salida y provocar tres llegadas consecutivas.
Zidane cambió el dibujo, reservó el debut de Hazard, blindó a Kroos con Casemiro y dio vuelo a los de delante, Vinícius, James y Lucas. Eureka.Las críticas al canterano son recurrentes cada vez que el equipo no carbura. Suele ser blanco fácil, pese a que jamás se puede discutir que lo intenta hasta caer agotado. Le faltaba un partido redondo para dar la razón a su entrenador, que le ve entrenar a diario. Seguro que no es el primer pase sin mirar que da, a lo Laudrup, como el que regaló en el tercer tanto.
Al Levante le cayó encima una tormenta que no sospechaba. Se presentó en el Bernabéu por encima en la tabla, mostrando buen gusto en la salida, con los laterales disparados y Campaña sobre la derecha. Pudo marcar en su primera llegada, una falta cerrada. El desvío de Duarte se fue por dos palmos. No llegaron más los granotas hasta el segundo tiempo.
La banda derecha abrió el duelo. Combinaron Lucas y Carvajal, se revolvió el lateral y sirvió con la zurda para el cabezazo de Benzema. El francés, que ya había probado a Aitor con una media vuelta excelente, abrió el duelo y agrandó la brecha. Tras una recuperación sirvió VInícius en largo, porfió Benzema, James tocó con clase y Karim culminó de zurda. Y en otro robo, esta vez de Casemiro, Lucas desato la jugada con un pase en profundidad a Vinícius que acabó remachando el ladrón.
Dicen que el halago debilita, y la ovación del respetable debió confundir a los blancos, que dieron por terminado el partido. El Levante, que no había rematado entre los tres palos, cobró la recompensa al primer disparo. Se coló Clerc como un tiro por la zurda y Mayoral aprovechó la defensa pasiva. El primer agraciado por la supresión de la cláusula del miedo no celebró el tanto, y la grada blanca agradeció el gesto.
El paso adelante granota favoreció la calidad de los futbolistas blancos. En especial, a James, que ofreció un recital. Pausa y pase. El Madrid se hartó de generar juego y ocasiones. Benzema estrelló una acción individual en el palo antes del esperadísimo estreno de Hazard.
La entrada del belga reactivó el ataque blanco. Aitor sacó un balón de gol neto en la primera incursión del belga, favorecida por el desmarque de Benzema. Se entienden sin mirar. Pero quien tuvo la sentencia, y no una vez sino tres, fue Vinícius. Falló de cerca y de lejos. Y cuando al fin atinó se lo anularon por fuera de juego previo de James. El brasileño necesita mejorar de cara al gol.
No parece que esa asignatura la suspenda el Levante. En el segundo tiro a puerta estrechó el partido. Cabeceó Melero en el segundo palo, desde cerca, y agitó el final del partido. Los cambios de Zidane pensando en París restaron foco al duelo liguero y lo pagó con sufrimiento.
De nuevo justo de oxígeno y sin el seguro de Casemiro, el Bernabéu acabó angustiado, pitando los pelotazos de sus defensas. Aquello que pidió ZIdane el día de Valladolid. Courtois sacó un cabezazo cercano y Morales estuvo a punto de sorprender en los instantes finales. Asusta la fragilidad blanca. Y urge corregirla.