La humillante exclusión del Mundial 2018 ya es un recuerdo: Italia ha pasado página y ya puede celebrar su billete para la Eurocopa 2020 gracias a un periplo en las clasificaciones prácticamente perfecto. El pase llegó con tres jornadas de antelación (acabará primera de grupo) gracias a la victoria ante Grecia, la séptima en siete partidos de su liguilla y la octava consecutiva considerando también el amistoso con Estados Unidos. Nunca lo había conseguido tan temprano y solo Vittorio Pozzo en 1938 logró más triunfos seguidos, nueve.
Eso sí, a los de Mancini le costó muchísimo romper el muro construido por Van’t Schip, y en la primera parte no pudieron crear prácticamente ningún peligro. Es más: la única emoción antes del descanso llegó gracias a una combinación entre Bakasetas y Koulouris, cuyo disparo fue neutralizado por Donnarumma con un paradón. Los azzurri, que vestían de verde (algo que difícilmente se repetirá, considerando las polémicas) también perdieron a Chiesa por molestias musculares, que fue sustituido por Bernardeschi en la banda derecha.
En la reanudación el partido se encendió: tras un testarazo de Immobile a pase de D’Ambrosio, los visitantes volvieron a asustar al Olímpico con Koulouris, que golpeó el exterior de la red después de un centro de Limnios. Instantes después, Italia abrió la lata: Bouchalakis detuvo claramente con el brazo una rosca de Insigne y Jorginho, desde los once metros, no falló.
Faltaba media hora y Grecia intentó reaccionar, pero Bernardeschi, con un disparo desde fuera del área desviado por Giannoulis, firmó la sentencia y desató la fiesta de los italianos ante los más de 50.000 hinchas del Olímpico, el mismo estadio donde abrirán la próxima Eurocopa. La ilusión Azzurra ha vuelto.