El centro médico Albert Einstein, en Sao Paulo, fue foco de atención de la prensa mundial desde que hace unos días se informara del deterioro de salud del famoso ex astro del fútbol, Pelé
Pero la confirmación de su muerte, a los 82 años, como “consecuencia de la falla de múltiples órganos, resultado de la progresión del cáncer de colon”, según indicó el hospital, atrajo también un cortejo de sus más fieles fanáticos.
“Yo no había nacido cuando él jugaba, pero fue el primer nombre que conocí”, dijo emocionado Luis Eduardo, de 12 años.
Al enterarse de la muerte por redes sociales, corrió junto a su padre, Antonio Perera, a las puertas del hospital, acordonado y fuertemente custodiado desde hace días por seguridad privada.
Antonio había estado recientemente en el centro de salud junto a Luis Eduardo debido a que otro hijo había sido operado allí y tenían esperanzas de ver al astro brasileño, único tricampeón mundial de fútbol.
“Es el mejor jugador de todos los tiempos”, dice Antonio, empresario, de 46 años.
“Siempre quise estar cerca de él y tomarme una foto”, admite.
Eduardo de Carvalho también frecuentaba el hospital, pero para rezar en su interior, en la capilla, aún con “esperanza” porque se revirtiera el cuadro del ídolo del fútbol, dueño de la tremenda marca de 1.281 goles en 1.363 partidos en 21 años de carrera.
Durante el día, el número de seguidores apenas superó la decena, una cifra afectada quizá por las fiestas de fin de año, la lejanía del hospital o la ausencia de Pelé del imaginario luego de años fuera de los focos, especula de Carvalho.
“Estoy un poco en shock, triste, golpeado emocionalmente”, dice este consultor en ciberseguridad, de 55 años.
Edson Arantes do Nascimento, Pelé, falleció la tarde de este jueves rodeado de sus familiares, un mes después de haber sido internado.
La entrada del centro de salud, cubierta por una enorme cúpula de vidrio, se llenó aún más de cámaras y periodistas tras el anuncio de la muerte de “O Rei”, y seguía recibiendo a pacientes y visitantes.
Afuera del hospital fanáticos colgaron un cartel que rezaba “Eterno Rey Pelé”.
Para José Carlos Souza, de 43 años, “Pelé representa la pasión por el fútbol”.
“Para mí, el ‘Rey’ nunca murió”, apunta Thiago Lopes, productor audiovisual de 30 años, envuelto en la bandera de Santos, el club donde Pelé jugó entre 1956 y 1974, casi toda su carrera.
Al saber de la noticia, Alipio Bedaque se apuró para llegar a la clínica, no sin antes vestirse con una prenda especial: una réplica de la camiseta de rayas blancas y negras del Santos de 1956, año de debut de Pelé.
“Pelé y el Santos hicieron que realmente me apasionase por el fútbol”, dice Bedaque, con el rostro afligido.
Este consultor, de 66 años, recuerda vivamente las veces que vio a su ídolo en la cancha del Santos, ciudad a unos 80 km de Sao Paulo, donde será velado en público del lunes al martes.
“Uno no veía a los demás jugadores, solo te fijabas en Pelé y lo que haría”, afirma.
Pero Bedaque cree que el legado de “O Re”’, que fue cantante, actor y ministro extraordinario de Deportes de Brasil, traspasará las canchas.
“Su muerte no se restringe a la muerte de un jugador famoso”, continúa.
“Los últimos 40 años se convirtió, fue un gran ícono mundial más allá del deporte”, añadió