El Sevilla no deja de dar alegrías a sus aficionados. Nada frena al pentacampeón de esta competición. Ni el positivo de Gudelj, ni la inercia ganadora de la Roma, ni el coronavirus, ni calor, ni una edición tan extraña…Nada es capaz de frenar al Sevilla en una competición en la que se siente muy poderoso. Desde el primer suspiro del encuentro, la camiseta del Sevilla se impuso. No le dio opción a la Roma, que se mostró desbordada por la contundencia y la firmeza con la que los sevillistas salieron a jugar. El 2-0 representa la superioridad que hubo en el campo. Simplemente, maravilloso.
Lopetegui volvió a ganar crédito con la preparación del encuentro. No dejó nada a la improvisación. El técnico sorprendió con la titularidad de En Nesyri y Suso, pero el juego le dio la razón. Prefirió reservarse la bala de Munir por lo que pudiera ocurrir. Todo le salió bien
El equipo salió decidido. Fijó una presión alta y se comió al conjunto romano. Diego Carlos y Kounde ofrecieron una lección. Banega se puso la careta de crack. Fernando ejecutó su fútbol-oficio, Navas corría y corría. Jordán mostraba su mejor perfil. Y apareció Reguilón en una galopada que acabaría en gol. Sin noticias de Dzeko, Zaniolo y compañía.
La Roma estaba desbordada. Con el resultado a favor, el Sevilla insistía. Se acabó eso de dar pasos atrás. Una carrera de Ocampos acabó con un centro medido a En Nesyri que hizo el segundo gol. Y ahí se acabó todo. El Sevilla fue superior. Muy superior. La fuerza del pentacampeón se impuso. Los cuartos de final esperan a la vuelta de la esquina. Simplemente, maravilloso.