César Cruz nació un 11 de septiembre de 2006, el mismo día que un tenista, considerado por muchos el mejor de la historia, conquistó su primer US Open. El 11 de septiembre de 2004, Roger Federer se alzaba con el primero de cinco títulos consecutivos en este torneo y, desde temprana edad, sus padres marcaron su rumbo en el deporte, llevándolo al tenis. Hoy, con 18 años, ha tenido la oportunidad de compartir la cancha con el número uno del mundo en dobles, su compatriota Marcelo Arévalo.
“Mi llegada al tenis fue gracias a mis padres, quienes me hicieron deportista desde muy pequeño. Me gustó mucho el tenis y mi familia siempre me motivó a mejorar”, cuenta Cruz.
El apoyo de su familia y el esfuerzo en el tenis lo han llevado a estudiar en Loyola Marymount University, en Los Ángeles, California, donde cursa Business Management (Administración de Empresas). Allí combina su formación académica con entrenamientos de alto nivel, compitiendo en la División I de la NCAA. “Ir a la universidad por el tenis es una gran oportunidad, me permite jugar en la NCAA, cuyo nivel es muy parecido al profesional”, explica.
En el tenis, cada jugador tiene un golpe distintivo. Pete Sampras dominaba con su saque y volea, Tsitsipas con su revés a una mano, Alcaraz con su “drop shot” y Federer con su derecha. Para Cruz, su mejor tiro también es la derecha: “Siento que puedo mover la pelota y al rival por toda la cancha”.
Sin embargo, reconoce que aún hay aspectos por mejorar. “El tiro qué más debo perfeccionar es el saque, porque es clave en el circuito profesional”, admite.
Aunque disfruta ambas modalidades, Cruz se inclina por el dobles por su ritmo vertiginoso y la energía que se siente al compartir la cancha. De hecho, una de sus experiencias más memorables fue jugar junto a Marcelo Arévalo, a quien considera su mayor referente en el tenis. “Es un honor y una motivación extra jugar con Chelo. Además, hablo seguido con él y me da consejos para seguir creciendo en mi carrera”, cuenta.
El programa Esfuerzo y Gloria ha sido clave en su desarrollo, permitiéndole invertir en torneos, entrenamientos y equipo. Cruz ha sido nominado en tres ocasiones como el deportista junior masculino del año y lo ha ganado en dos ocasiones, la última el año pasado. Aunque su meta a corto plazo es completar su carrera universitaria, no pierde de vista su ambición de llegar al circuito profesional, tanto en singles como en dobles.
El camino no ha sido fácil. A los 12 años, sufrió una fractura en el codo tras una caída en un partido, lo que lo alejó de las canchas por un largo tiempo. Sin embargo, con esfuerzo y determinación, logró recuperarse y regresar más fuerte.
Como cualquier atleta, Cruz tiene modelos a seguir. “Marcelo Arévalo siempre será mi ídolo número uno en este deporte, pero en ‘singles’ me inclino por Jannik Sinner, actual número uno del mundo”, asegura.
Antes de cada partido, sigue rituales específicos. “Siempre llamo a mis padres antes de jugar. También me tomó unos 15 minutos para escuchar música, visualizar el partido y armar mi estrategia”, explica.
El tenis es un deporte solitario si no tienes con quién viajar. Cruz ha tenido que sacrificar momentos importantes con su familia, perdiéndose celebraciones y cumpleaños durante los últimos años. “Cuando tengo la oportunidad de estar con ellos, lo disfruto inmensamente”, confiesa.
A pesar de los sacrificios, cada victoria confirma que el esfuerzo vale la pena. Recuerda con emoción su triunfo en dobles junto a Chelo Arévalo contra la pareja de Bulgaria en la Copa Davis de septiembre de 2024. “Ese partido nos dio la ventaja en la serie 2-1, aunque al final perdimos 3-2. Aún así, es una de las victorias que más recuerdo y me motiva a seguir soñando en grande”, afirma.
Su mayor sueño como tenista es clasificar a los Juegos Olímpicos y ascender al Grupo Mundial I de la Copa Davis. También espera representar a El Salvador en eventos del ciclo olímpico, como los Juegos Centroamericanos Guatemala 2025.
“Aún no he sido convocado, pero si se me da la oportunidad de representar al país, daré lo mejor de mí en la cancha”, enfatizó. Sobre la Copa Davis, añade: “Es un gran honor representar a El Salvador y una oportunidad invaluable para seguir creciendo en mi carrera.”
Para las nuevas generaciones, Cruz tiene un mensaje: “Que sueñen en alto y trabajen duro. Siempre puede llegar la oportunidad para cada uno.” Con su disciplina, mentalidad y pasión por el tenis, César Cruz sigue construyendo su camino hacia la élite del deporte.