Hubo tantas semanas de por medio y esperó tanto tiempo el Manchester City a jugar la FA Cup que se enfrió y le pasó factura, eliminado frente a un Arsenal al que le salió todo. Cree en cada una de las decisiones que toma, juega con confianza y responde a las instrucciones de Arteta. No hay mejor receta para triunfar en Londres, probado en Wembley ante el campeón. El donostiarra pudo contra su amigo, un Guardiola que le queda ahora la carta de la Champions (2-0).
El Arsenal defendió como nunca, infalible en el cuerpo a cuerpo. No le dejó apenas espacios a un City que se cortocircuitó, poco habitual en Wembley. Casi su segunda casa, traicionado por la falta de tino. Arteta le ganó a su amigo Pep, una buena metáfora de que tanto tiempo en Manchester le sirvió de algo. Aprendió del catalán y este triunfo le da mucho crédito, sobre todo porque la abre la puerta a jugar en Europa si al equipo no le alcanza con las dos jornadas que quedan en Premier.
Se le tiene que dar tiempo a Arteta pero a este Arsenal se le ve con otro carácter o intención. No le entra el tembleque frente a nadie ni tampoco cuando comete un error, inevitable en un equipo con cosas aún por cambiar. No se asusta ni le quema el balón porque el donostiarra quiere reinstalar la cultura de Wenger. Es un equipo complicado de descifrar, a veces brillante y otras en las que no se sabe a qué juega. Ante el City relució la primera versión, animado tras ganar al Liverpool.

Supo resistir el envite del conjunto de Guardiola, que monopolizó el dominio en Wembley. Aunque se vio que no siempre gana el mejor sino el que mejor interpreta el juego. Entrar con buen pie no es no es un seguro, tampoco en un encuentro en el que se echó de menos más presencia de De Bruyne, de Sterling o de Mahrez. Impusieron el tono sin ser resolutivos frente a un Arsenal que se supo proteger con tres centrales, esta vez con la mejor versión del cuestionado David Luiz.
Apenas llegó el City a Emiliano Martínez, nada que ver con un Arsenal más incisivo ante la puerta de Ederson. Pépé filtró un centro que cogió desprevenido a Walker, incapaz de neutralizar el buen toque de Aubameyang. Con el exterior del pie, en un escorzo al que no pudo responder el arquero brasileño. Con poco el Arsenal castigó a un City que se quedó con balón y sin premio, sin mucha presencia en zona de riesgo para un Arsenal que aguantó con carácter el primer tiempo.
Persiguió el cuadro de Guardiola el empate en una reanudación en la que Mahrez se acercó con un buen remate que atajó Emiliano. A campo abierto, sin embargo, al City se le vieron las costuras en Wembley. Atacó tanto y tan desordenado que Aubameyang le asestó un golpe tremendo. Se le puso en chino al campeón, con Eric Garcia lento en el repliegue. No alcanzó la zancada del ariete, que batió por bajo a Ederson para poner pie y medio en la final de la FA Cup.
El arrebato del City no fue suficiente. No le dio para meterse en un encuentro que pone en valor el trabajo de Arteta desde que llegó a Londres en enero. No gana cualquiera al cuadro de Guardiola, preocupado por el eco que pueda tener esta derrota. Se queda sin FA Cup pero hace falta ver que trascendencia tiene en Champions y si le puede generar alguna duda. El Arsenal, meritorio en un escenario como Wembley, regresará el 1 de agosto en busca del trofeo.