La empresa estadounidense Nanoracks ha probado con éxito una nueva tecnología, desarrollada en colaboración con el Centro Espacial Johnson de la NASA, que simplificará el proceso de eliminación de basura que se genera en la Estación Espacial Internacional (EEI), anunció la compañía en un comunicado.
El pasado fin de semana, la tripulación de la EEI arrojó 78 kilos de basura desde la esclusa de aire Bishop Airlock, diseñada por Nanoracks. Para la prueba se utilizó un contenedor especial capaz de contener hasta 272 kilos, en el que se colocó espuma y materiales de embalaje, bolsas de transferencia de carga, ropa sucia, productos de higiene y otros elementos descartados por los astronautas.
El proceso consiste en liberar la bolsa de desechos para que posteriormente se queme al reingresar en la atmósfera sin contribuir a la creación de basura espacial, señaló la empresa. La esclusa de aire, a su vez, se vuelve a montar vacía.
En el video del experimento muestra cómo la basura es arrojada al espacio exterior.
«La recolección de desechos en el espacio es un reto que se plantea desde hace tiempo, aunque no se discute públicamente, a bordo de la EEI», afirmó el director del programa Bishop Airlock, Cooper Read. «Cuatro astronautas pueden generar hasta 2.500 kilos de basura al año, o unos dos cubos de basura a la semana. A medida que nos adentramos en una época con más personas viviendo y trabajando en el espacio, esta es una función crítica al igual que lo es para todos en casa», sostuvo.
Actualmente, la tripulación a bordo de la EEI tiene que almacenar la basura recolectada durante meses, mientras espera la llegada del vehículo de carga Cygnus. Los astronautas llenan la nave espacial con bolsas de desechos antes de que Cygnus sea liberada de la estación espacial para su retirada de la órbita, donde toda la nave también se quema al volver a entrar en la atmósfera.