Una chapa fina de balso americano, una lámpara de luz ultravioleta y dos compuestos químicos fáciles de obtener disueltos en agua es todo lo que se necesita para conseguir que la madera se vuelva ópticamente transparente, según un estudio publicado a finales de enero en la revista Science Advances.
La tecnología, que ha sido desarrollada por un equipo de científicos chinos con base en la Universidad de Maryland (EE.UU.), supone un paso diferencial respecto a al menos dos propuestas anteriores que tenían la desventaja de reducir la madera a un material frágil y generaba un exceso de residuos contaminantes. Las anteriores tentativas buscaban eliminar un componente estructural de cualquier madera denominado lignina, mientras que el nuevo enfoque consiste en modificarlo dejándolo en su lugar.
El método del equipo liderado por el profesor Liangbing Hu resulta sostenible, eficaz y rápido, porque retira partes de las moléculas de lignina que le confieren su color característico. Las sustancias clave de este proceso son las disoluciones de hidróxido sódico, una conocida base química industrial, y el peróxido de hidrógeno, un poderoso oxidante muy utilizado en el blanqueo de telas y de cabello.
Aunque los autores denominan su enfoque como «cepillado químico asistido por el sol», en el video que han compartido con los lectores se aprecia el uso de un pincel blando que permite decolorar el material de la forma deseada. En vez de exponerlo al sol durante mucho tiempo,los tecnólogos utilizaron en sus pruebas una lámpara ultravioleta diseñada para simular la luz solar natural.
Para quitar los restos de los agentes químicos utilizados, la madera fue bañada con etanol. Si posteriormente se empapa con resina epoxi, mejora aún más el efecto de transparencia.
«La madera transparente es más ligera y resistente que el vidrio», afirma Liangbing Hu en un comentario recogido por New Scientist. En su opinión, este material fino podría «utilizarse en ventanas y techos de soporte» e incluso «para hacer una casa transparente» íntegramente, aunque, de momento, la tecnología no contempla la transformación de las chapas procesadas de balso en un material de construcción multilaminar.