Una estudiante de biología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) de 19 años de edad murió el pasado jueves arrojándose al vacío desde una avioneta tras abrir la puerta en pleno vuelo y forcejear durante varios minutos con una amiga que la acompañaba y con el piloto, mientras regresaba de un viaje de investigación en Madagascar, informa The Telegraph.
Alana Cutland, la fallecida, se encontraba cursando el segundo año de su carrera y visitó un área remota del país africano con el propósito de estudiar una especie de cangrejo, costeando ella misma ese viaje. Sin embargo, tras sufrir complicaciones para avanzar en su trabajo de campo, comenzó a padecer de ansiedad y llegó a sufrir cinco ataques de paranoia.
Finalmente, sus padres (que viven en la localidad inglesa de Milton Keynes, condado de Buckinghamshire) organizaron desde el Reino Unido el regreso de su hija a casa.
Para ello, contrataron una aeronave ligera Cessna y convencieron a Ruth Johnson, una conocida de la familia 51 años de edad, de acompañar a su hija en ese viaje hasta el aeropuerto internacional de Antananarivo, desde donde tomaría luego un vuelo comercial a Londres, detalla el portal Midi-Madagasikara.
A poco tiempo del despegue, cuando habían alcanzado una altitud estable de aproximadamente 1.500 metros, Cutland se desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta lateral derecha del avión con la intención de saltar. Johnson y el piloto alcanzaron a sujetarla de las piernas y la sostuvieron durante unos cinco minutos, pero finalmente quedaron exhaustos, de modo que la joven finalmente logró soltarse y cayó al vació.
Desde entonces, las fuerzas de seguridad, ayudadas por vecinos de la comuna de Andohaloha-Anjajavy, donde ocurrió la tragedia, intentan localizar el cuerpo de la estudiante, aunque la densa vegetación y la presencia de carnívoros salvajes complican esas tareas.
Los familiares de Alana Cutland la describieron como una persona «amable y servicial» y como alguien que «aprovecha cualquier oportunidad que se le ofrece con entusiasmo y sentido de aventura», especificando que la fallecida se mostraba «particularmente emocionada por embarcarse en el siguiente nivel de su educación en una pasantía en Madagascar, complementando sus estudios de las ciencias naturales».
