Diferentes ministros protestantes de Países Bajos celebran servicios religiosos de manera continua en la iglesia Bethel de La Haya desde el pasado 26 de octubre para “proteger a una familia armenia” que vive refugiada en ese país europeo desde hace casi nueve años y que corre el riesgo de deportación.
La familia Tamrazian huyeron de Armenia con sus tres hijos después que empezaran a recibir amenazas de muerte por el activismo político del padre de familia. Tras recibir asilo en Países Bajos, el Gobierno local inició procedimientos legales y logró que las autoridades neerlandesas revocaran esa decisión judicial.
«Al ofrecer hospitalidad a esta familia, le podríamos dar tiempo y lugar para demostrar al secretario de Estado la urgencia de su situación», aseguró el presidente del Consejo General de Ministros Protestantes, Theo Hettema, quien estima que apelar las solicitudes de asilo podría formar parte de la estrategia gubernamental para limitar la inmigración.
Hasta el momento, los Tamrazian han evitado su deportación porque la legislación de Países Bajos establece que “la Policía local no puede entrar en los lugares de culto mientras se celebran servicios religiosos”. Es así como Hettema ha asegurado que la iglesia Bethel “no planea cesar su actividad y espera que el ministro de Migración neerlandesa, Mark Harbers, les otorgue permisos de residencia”.
El último intento de estas personas para quedarse en Países Bajos de manera legal fracasó: el Gobierno neerlandés rechazó aplicar a su caso el mecanismo que permite quedarse a las familias de refugiados con niños que viven en el país desde hace más de cinco años. Entonces, acudieron a la comunidad religiosa en busca de ayuda y ellos decidieron ofrecerles asilo.
Hettema reconoce que esta petición colocó a su iglesia en una situación incómoda porque no debería tener que elegir entre el respeto a la dignidad humana o al Gobierno, pero optó por recibir a esos refugiados para mantenerse “fiel a su apertura y hospitalidad».
