La formación musical mejora la percepción del habla audiovisual en medio del ruido en personas adultas porque preserva y estimula los patrones neuronales como en un organismo joven, según un estudio publicado el 26 de abril en la revista Science Advances.
En el análisis participaron 25 músicos —incluyendo 11 mujeres— de aproximadamente 65 años de edad, junto con otras 25 personas de alrededor de 67 años que no habían aprendido ni practicaban música, más 24 jóvenes que tampoco se dedicaban a esta actividad.
Durante el estudio, los participantes debían identificar cuatro sílabas audiovisuales, emitidas de forma repetitiva y enmascaradas por ruido, mientras miraban en una pantalla la boca de la persona que las pronunciaba. Así, debían apretar el botón correspondiente a cada una de las sílabas en un teclado.
La tarea se desempeñó bajo ruido más o menos intenso, en tres diferentes niveles, y dentro de un dispositivo de imágenes por resonancia magnética funcional. De esta manera, los científicos establecieron que el primer grupo pudo reconocer mejor que los demás las señales audiovisuales.
Cuando los expertos analizaron el funcionamiento de los 74 cerebros participantes, detectaron dos mecanismos que las personas con formación musical usan involuntariamente para hacer frente al envejecimiento cognitivo. Primero, los músicos mayores mostraron una activación más fuerte de las regiones frontoparietales de su corteza cerebral. Segundo, desactivaban varias circunvoluciones de la parte interior del cerebro (como el giro angular, relacionado con la interpretación del lenguaje humano), algo que el equipo califica de «supresión activa de información sensorial irrelevante».
«Tocar música hace que los adultos mayores sean mejores oyentes al mantener los patrones neuronales juveniles y al reclutar regiones cerebrales compensatorias adicionales», comentó uno de los autores del estudio, Du Yi. Además, agregó que su trabajo «proporciona evidencia empírica para sostener que tocar música mantiene el cerebro alerta, joven y enfocado».
La investigación muestra que la formación musical y la respectiva práctica llevan a una calidad de vida más alta en la vejez. Además, los científicos creen que sus resultados podrían contribuir a la elaboración de terapias contra el deterioro cognitivo en las personas de edad avanzada.