Desde que el róver Curiosity de la NASA llegó a la superficie de Marte hace nueve años, el aparato ha recolectado numerosas muestras rocosas en el fondo del cráter de Gale, un lugar de especial interés para los científicos a raíz de que algunos estudios sugirieron la existencia allí de sedimentos de un lago extinto que alguna vez pudo proporcionar las condiciones adecuadas para la vida.
Sin embargo, una nueva investigación publicada recientemente en la revista Science Advances asegura que el material encontrado por el róver se originó en realidad a partir de partículas de polvo transportadas por el aire antes de convertirse en depósitos sólidos por el efecto de las condiciones climáticas del planeta rojo.
Según los autores del estudio, la composición química de las muestras recogidas por el Curiosity no coincide con los elementos que, según sus estimaciones, deberían encontrarse hoy día en el fondo de un lago desaparecido hace miles de millones de años.
Huellas químicas
«El punto clave es que algunos elementos son móviles, o fáciles de disolver en el agua, y algunos elementos son inmóviles, o, en otras palabras, se quedan en las rocas», explicó Joe Michalski, geólogo planetario de la Universidad de Hong Kong (China) y uno de los autores del trabajo.
Y explicó «que un elemento sea móvil o inmóvil depende no solo del tipo de elemento, sino también de las propiedades del fluido».
Los investigadores utilizaron mediciones químicas, técnicas de difracción de rayos X y análisis textural del suelo marciano y observaron huellas de un tipo de erosión que indica que los sedimentos en cuestión llegaron allí principalmente en condiciones mucho más secas de lo que implicaría un origen lacustre.
El tamaño del lago
Y argumentan que solamente una ínfima parte de esos sedimentos cumple con las condiciones de haberse formado en el fondo de un lago —el cual, de acuerdo a esta hipótesis, sería de una superficie sustancialmente menor de lo que se creía—, mientras que el resto corresponde a polvo en la atmósfera marciana y ceniza volcánica que posteriormente fueron meteorizados por el efecto de lluvias y deshielos.
«Esto apunta a una meteorización desde arriba hacia abajo tal y como se puede ver en los suelos», manifestó Michalski.
El pasado climático de Marte
El científico concluyó que el trabajo «muestra que el hierro se fue agotando con el aumento de la meteorización, lo cual significa que en esa época la atmósfera se estaba recudiendo en el Marte antiguo, no oxidándose como en el planeta corroído de hoy día».
Los expertos creen que este tipo de investigaciones sobre los sedimentos podrían permitir una mejor comprensión sobre los cambios que atravesó el clima de Marte a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, para saber si la humedad en el planeta estuvo presente por un largo periodo o bien durante intervalos temporales cortos. Esto, a su vez, podría ser clave para finalmente encontrar una respuesta al enigma de si alguna vez hubo vida en Marte.