Un albañil descubrió un tesoro compuesto de decenas de piedras preciosas mientras realizaba trabajos de restauración en una antigua casa parroquial en Saint-Tropez, en la Costa Azul francesa, reportó el miércoles pasado el diario Le Figaro.
El hombre halló en un rincón de la chimenea varias cajas de puros que contenían una sesentena de piedras preciosas, entre las que se incluían zafiros, esmeraldas, rubíes y diamantes. El origen y procedencia de las joyas todavía no han sido determinados.
Según establece el Código Civil francés, la propiedad de un tesoro oculto pertenece a la persona que lo encuentre en su propio terreno, no obstante, si el descubrimiento se produce en una propiedad ajena, la mitad del hallazgo corresponderá al descubridor.
Desde 1928 y hasta 2017, el edificio en cuestión albergó a sacerdotes destinados a Saint-Tropez, pero luego fue vendido a un promotor inmobiliario belga. Así, concluye el diario, el tesoro será distribuido de forma equitativa entre el nuevo dueño de la propiedad y el afortunado obrero que realizó el hallazgo.