Victor Sharrah se despertó una mañana y, aterrorizado, se dio cuenta que veía a su compañero de apartamento con orejas puntiagudas, ojos gigantescos y una boca rasgada que se extendía hasta los bordes de su rostro.
Tratando de mantener la calma, Sharrah sacó a pasear a su perro, pero las personas que se cruzaba en la calle tenían rostros igualmente extraños y retorcidos.
«Mi primer pensamiento fue que me había despertado en un mundo demoníaco», dijo Sharrah a la AFP en una llamada telefónica desde su hogar en Clarksville, Tennessee.
«Empecé a ponerme realmente nervioso», dijo este chef de 58 años. Hasta pensó en internarse «en una unidad psiquiátrica». Sin embargo, Sharrah no había «perdido por completo la razón», como temía.
Prosopometamorfopsia (PMO)
Con la ayuda de expertos descubrió que padece una afección visual extremadamente rara llamada prosopometamorfopsia, o PMO. Para las personas con esta condición, los rostros aparecen distorsionados de diversas maneras. Mientras Sharrah ve demonios, algunos ven elfos, dijo un investigador de la PMO, Antonio Mello.
Para algunos pacientes, la mitad del rostro que tienen enfrente se derrite. Otros ven rostros morados o verdes, o rostros constantemente en movimiento. A veces, la condición solo dura unos pocos días. Pero más de tres años después de esa mañana aterradora de noviembre de 2020, Sharrah todavía ve «demonios».
El caso de Sharrah es muy particular
A diferencia de otras personas con PMO, cuando ve rostros en pantallas planas, estos parecen normales. Esto permitió a Mello y otros investigadores del Dartmouth College en Estados Unidos crear las primeras imágenes «fotorrealistas» que representan cómo ven los rostros las personas con PMO, según una investigación publicada en The Lancet.
Para crear las imágenes, los investigadores hicieron que Sharrah comparara fotos de Mello y de otra persona como aparecían en una pantalla de computadora, con las distorsiones que podía ver en sus rostros reales.
Para otros pacientes que sufren de PMO, los rostros en las fotos también aparecen distorsionados. Sharrah dijo que la vida con PMO es «mucho más traumática de lo que las imágenes pueden transmitir».
«Lo que la gente no entiende cuando ve esas imágenes es que en la vida real ese rostro se está moviendo, gesticulando y hablando», agrega.
La causa exacta de la prosopometamorfopsia sigue siendo desconocida. Jason Barton, neurólogo de la Universidad de British Columbia que no participó en el nuevo estudio, considera que el PMO es un «síntoma, no un trastorno», por lo que podría tener múltiples causas.
En la mayoría de los casos que Barton ha investigado, «algo sucedió en el cerebro que se correlacionó con el inicio de esta experiencia anormal».
Sharrah tiene una lesión en el cerebro debido a un accidente que sufrió mientras trabajaba como camionero en 2007.
Pero a juicio de Mello, eso no está relacionado con la PMO, porque las resonancias magnéticas mostraron que la lesión está en el hipocampo de Sharrah, una parte del cerebro «no asociada con la red de procesamiento facial».
Solo se han reportado alrededor de 75 casos de PMO hasta ahora en la literatura científica. Pero Mello dijo que más de 70 pacientes han contactado su laboratorio en los últimos tres años.
Diagnóstico erróneo
La naturaleza aterradora de la condición significa que a menudo ha sido diagnosticada erróneamente como esquizofrenia o psicosis, agregó.
Sharrah solo supo de la PMO después de publicar sobre su experiencia en un grupo de apoyo en línea para personas con trastorno bipolar. Fue un gran alivio. «Significaba que no era un psicótico, ¿sabes?», dijo.
Sharrah, que tiene una visión perfecta, mandó a hacer gafas con un tinte verde que disminuye la gravedad de las distorsiones. El rojo las hace «más intensas», dijo. Además del color, la percepción de profundidad parece jugar un papel. Aunque Sharrah no ve distorsiones faciales en pantallas planas, comenzaron a aparecer cuando los investigadores le hicieron usar un casco de realidad virtual, dijo Mello.
Sharrah dijo que se ha adaptado en gran medida a su extraño mundo nuevo. Tres años después, ya no usa sus gafas verdes. «Han pasado tres años, me he acostumbrado un poco», dijo.
Pero en lugares concurridos, como un supermercado, la multitud de demonios a su alrededor todavía puede ser «abrumadora», agregó.
Debido a que los pacientes que sufren de PMO saben que lo que están viendo no es real, muchos enfrentan una decisión difícil. ¿Vale la pena decirles a las personas lo grotescos que se ven, con el riesgo de parecer locos?
Algunos eligen el silencio. Mello habló de un hombre que nunca le ha dicho a su esposa que su rostro ahora, tras muchos años, le parece distorsionado.
Sharrah dijo que compartió su experiencia para que otras personas con PMO pudieran evitar ser «internadas por psicosis».
«Así saben qué está pasando y no experimentan el trauma que yo pasé».