Pese a la extendida opinión de que el ronroneo de los gatos es una clara muestra de placer, las investigaciones sugieren que las vibraciones van mucho más allá de eso y, en realidad, hasta pueden considerarse como un intento de ‘hackear’ el cerebro de los humanos con un truco psicológico.
Aunque la ciencia no ha establecido explicaciones definitivas del fenómeno, ofrece varias sugerencias. Lauren Finka, científica especializada en el bienestar felino en International Cat Care, explicó a Science Focus que el ronroneo puede ser indicativo de los intentos de los gatos de exigir comida.
Un estudio de la Universidad de Sussex (Reino Unido) descubrió hace años que los gatos modifican su manera de ronronear en función de una determinada necesidad. Así, cuando lo hacían para pedir que los alimenten, los humanos percibían aquellos sonidos como «más urgentes y menos agradables», utilizando los componentes vocales de alta frecuencia similares a los que emiten los bebés humanos cuando lloran por tener hambre, resumió Finka.
Otra posible explicación, también bastante contraria a la percepción de las vibraciones como muestras de felicidad, es que el gato está herido o angustiado.
«Se cree que, en determinados contextos, los gatos también pueden ronronear en un intento de tranquilizarse, lo que podría ayudarles a sentirse más tranquilos o a aliviar el dolor. De hecho, se ha visto que los gatos ronronean en situaciones cuando probablemente están estresados o sienten una molestia física», explicó Finka.
En tales escenarios también puede tratarse de un intento de pedirnos ayuda, como lo hacen a la hora de solicitar comida, pero el lenguaje corporal y el comportamiento del felino en general sugiere que no quieren que los toquen y prefieren estar solos.
«Además, los gatos también pueden ronronear cuando los humanos no están presentes. Por lo tanto, es necesario seguir investigando para comprender mejor las distintas funciones del ronroneo en los gatos domésticos», concluyó la científica.
Por último, el ronroneo podría evidenciar el proceso de autocuración. Según un estudio publicado en la revista New Zealand Veterinary Journal, la vibración del ronroneo de los gatos, de 20 Hz a 150 Hz, podría favorecer el crecimiento óseo y la cicatrización de los tejidos blandos.