Un misterioso objeto interestelar que visitó el Sistema Solar en 2017 desconcertó a los astrofísicos, haciendo que se crearan muchas teorías sobre su provenencia, entre ellas que era una nave extraterrestre.
Sin embargo una tesis publicada este miércoles en la revista Nature explica que seguramente se trate de una especie de cometa inusual. Sus características eran extraordinarias: Oumuamua no se parecía a los cometas conocidos, no tenía cola ni un halo, ambos formados por polvo y gas que reaccionan ante los rayos solares. Además su forma recordaba a un cigarro.
Luego de alcanzar el punto más cercano al Sol en su trayectoria, y su mayor velocidad por influjo de la gravedad, emprendió nuevamente rumbo hacia el espacio interestelar. Pero siguió acelerando como si lo propulsara una fuerza misteriosa.
Para Jennifer Bergner, una experta en astroquímica de la universidad de Berkeley, coautora del nuevo estudio, las teorías que evocaban una visita extraterrestre «van más allá de la imaginación». En su opinión, Oumuamua era un objeto particularmente rico en agua, que a lo largo de su trayectoria por los confines del Universo fue modificándose a causa del impacto de rayos cósmicos, que transformaron ese agua en hidrógeno, atrapado en la roca del objeto.
Acelerado por hidrógeno
«Cuando Oumuamua se acercó al Sol, el calor liberó el hidrógeno, que actuó como un «reactor» inesperado, modificando su trayectoria y acelerándolo. Su colega y coautor del estudio publicado en Nature, Darryl Seligman de la universidad de Cornell University, defiende la tesis de Bergner. «Surgieron todas esas ideas estúpidas sobre icebergs de hidrógeno y otras locuras, mientras que ésta es la explicación más simple», explicó este experto en un comunicado.
Una opinión compartida por Marco Micheli, astrónomo de la Agencia Espacial Europea, para quien este estudio «ofrece quizás la explicación más simple y físicamente realista de las peculiaridades de este objeto». Todo un contraste con la teoría de un respetado astrofísico de la universidad de Harvard, Avi Loeb, que en 2021 publicó un libro titulado «Extraterrestre: el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra».
Loeb volvió a criticar esta nueva teoría avanzada en Nature, en una declaración a la agencia de prensa AFP. Explicar que un cometa no tiene cola es «como decir que un elefante es una cebra sin rayas». En 2019 la comunidad astrónoma detectó otro objeto que provenía más allá del Sistema Solar, el cometa 2I/Borisov, que tenía una larga cola.
Oumaumua será siempre una ingógnita
Bergner replica a su vez que Oumuamua no tenía una cola porque era demasiado pequeño, mucho más que 2I/Borisov. Un observatorio que está siendo construido en el Cerro Pachón, en el norte de Chile (Vera C. Rubin Observatory), podría ser decisivo para desentrañar este misterio. Cuando empiece a escrutar el cielo, hacia 2025, este observatorio debería poder detectar otros cometas pequeños.
Si esos cometas emiten hidrógeno, sin tener cola, eso confirmaría la nueva teoría, asegura Bergner. «Nunca sabremos a ciencia cierta qué era Oumuamua: perdimos esa oportunidad», acepta esta científica. «Pero por el momento tenemos una explicación convincente, sin ser extraterrestre», asegura.