En 2022, la NASA lanzó una iniciativa pionera, denominada Double Asteroid Redirection Test (DART), que consistió en enviar una nave espacial para impactar contra el asteroide Dimorphos. El objetivo era simple pero ambicioso: comprobar si es posible modificar la trayectoria de un asteroide como método preventivo para proteger la Tierra de futuras amenazas espaciales. La maniobra resultó exitosa, aunque no estuvo libre de consecuencias.
Recientemente, un estudio divulgado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, llevado a cabo por los astrónomos Marco Fenucci de la Agencia Espacial Europea y Albino Carbognani del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia, ha evaluado los efectos secundarios de la colisión. Según el análisis, fragmentos del asteroide, que son rocas de gran tamaño, podrían impactar con Marte en el futuro.
Este descubrimiento no es preocupante de momento, dado que Marte no alberga vida humana actualmente. Sin embargo, en unos pocos miles de años, estas rocas podrían cruzarse con la órbita de Marte, justo cuando se espera que haya misiones tripuladas al planeta.
Colisiones contra Marte en un futuro distante
El estudio analizó específicamente 37 fragmentos, con diámetros entre 4 y 7 metros, utilizando imágenes captadas por el telescopio espacial Hubble. Los investigadores proyectaron las trayectorias orbitales de estos fragmentos para los próximos 20.000 años, concluyendo que la Tierra no corre peligro de impacto, ya que el acercamiento más próximo se producirá dentro de 2.500 años y las rocas no se acercarán a menos de 0.02 unidades astronómicas. No obstante, Marte podría enfrentarse a una situación distinta.
Los científicos identificaron que la distancia mínima de intersección orbital con Marte será especialmente pequeña en cuatro casos. Esto implica que podrían existir colisiones contra Marte en un futuro distante, específicamente dos impactos podrían ocurrir en aproximadamente 6.000 años y otros dos en cerca de 15.000 años.
«La MOID [distancia mínima de intersección orbital] de Marte será muy pequeña en cuatro casos, dos cerca de 6 kyr [mil años] y los otros dos cerca de 15 kyr. Por lo tanto, puede existir la posibilidad de que impacten contra Marte en el futuro», indican los investigadores en el estudio.
En caso de colisionar, estas rocas podrían quemarse en la delgada atmósfera marciana o impactar su superficie, causando cráteres. «Dada la rarefacción de la atmósfera marciana, esperamos que las rocas lleguen intactas al suelo y excaven un pequeño cráter de impacto», explicaron los científicos.
Este escenario presenta un riesgo potencial para futuras colonias humanas en Marte. Stefania Soldini, profesora asociada de ingeniería espacial en la Universidad de Liverpool, comentó a Newsweek que los desafíos que enfrentarán las bases humanas en la Luna ante impactos similares podrían ser comparables a los de Marte, aunque la atmósfera marciana ofrece cierta protección que la Luna no tiene.
«Creo que las estrategias de mitigación que se van a desarrollar para garantizar la seguridad de un asentamiento humano en la Luna podrían aplicarse para Marte», aseguró.
Minería espacial: futura amenaza para la Tierra
La importancia de estos estudios radica en la necesidad de monitorizar cualquier material eyectado por impactos espaciales, ya que estos podrían representar una amenaza futura no solo para Marte sino también para la Tierra.
Los resultados de este reciente estudio refuerzan las conclusiones de investigaciones anteriores del mismo equipo, que sugieren que es muy probable que algunos meteoritos encontrados en la Tierra procedan de colisiones de asteroides en las proximidades de nuestro planeta.
«Los resultados presentados aquí proporcionan indicios adicionales de que algunos meteoritos encontrados en la Tierra se originaron a partir de colisiones de asteroides cercanos a la Tierra de unos 100 m con proyectiles de aproximadamente 1 m de tamaño», declararon los investigadores.
Si estas hipótesis son correctas, podría tener implicaciones significativas para futuras misiones de minería espacial, tal como destaca National Geographic. En ese sentido, es fundamental seleccionar estos asteroides meticulosamente y no al azar, ya que, según el estudio, aunque muchas de las partículas más pequeñas que se desprenden de estos asteroides probablemente se dispersarán en el espacio exterior sin mayor impacto, existe un riesgo latente de que fragmentos más grandes puedan ser expulsados en dirección a la Tierra.
«Si lanzamos al espacio más material que pueda impactar contra la Tierra, entonces será un problema», advirtió Fenucci.