El primer perro al que diagnosticaron coronavirus en EE.UU. murió este miércoles en la ciudad de Nueva York.
Buddy, un pastor alemán de siete años, empezó a sufrir problemas de respiración en abril poco después de que su dueño contrajera el covid-19.
Entre el 21 de abril y el 15 de mayo, el perro fue perdiendo peso y su estado empezó a ser cada vez más letárgico. Los veterinarios le suministraron fármacos, pero dudaban de que se hubiera contagiado con el covid-19. Finalmente el 15 de mayo, un mes después de que aparecieran primeros síntomas, le hicieron prueba, que dio positivo.
Menos de dos meses después, el 11 de julio, sus dueños encontraron a Buddy en la cocina vomitando sangre coagulada. Después de consultar a los veterinarios, los propietarios decidieron sacrificarlo.
Los informes preliminares indican que el perro probablemente también sufría cáncer. No se sabe si el virus lo hizo más vulnerable y como consecuencia de ello desarrolló el cáncer, si fue al revés, o si ambas enfermedades aparecieron simultáneamente. Buddy es una de las al menos 25 mascotas en EE.UU. que dieron positivo por coronavirus. Su dueña afirma que cuando decía que su perro padecía covid-19, la gente la miraba «como si tuviera diez cabezas».
Los propietarios del perro confiesan que les sorprendió que nadie mostrara interés por estudiar la muerte de Buddy y cómo influyó en ella el covid-19, y más teniendo en cuenta los pocos casos de coronavirus diagnosticados oficialmente en animales.