Cerca de 1,4 millones electores parisinos están llamados a votar este domingo para responder a una insólita cuestión que genera tanta pasión como odio: ¿Está usted a favor o en contra de los monopatines eléctricos de alquiler en la ciudad?
Introducidos hace un poco más de un lustro como una manera eficiente y poco contaminante de transporte, los 15.000 monopatines de alquiler esparcidos por la capital han desbordado a las autoridades locales. Si tienen un franco éxito entre la población joven, también es cierto que el número de accidentes ha explotado.
Los monopatines (de alquiler o privados) protagonizaron 459 accidentes en 2022, con tres muertes y 426 heridos (el doble de lesionados que en 2019), según cifras del Ayuntamiento, encabezado por la socialista Anne Hidalgo.
“Y un tercio de estos accidentes terminan con un ingreso en el hospital”, añade el concejal de Transportes de París, el ecologista David Belliard.
Las imágenes de monopatines (de alquiler o privados) violando todo tipo de normas de tráfico (más de una persona a bordo, con niños pequeños a los mandos, saltando semáforos en rojo…) son el pan de cada día en París, donde medios locales y foros en redes sociales difunden vídeos con acciones peligrosas.
Uno de los incidentes que causó más impacto fue el atropello mortal en junio de 2021 de una mujer de 31 años que paseaba por las orillas del Sena con una amiga, y que fue golpeada por un monopatín con otras dos mujeres a bordo, que se dieron a la fuga.
“Además, ensucian el espacio público (muchas veces se dejan tiradas en cualquier lado) y crean un sentimiento de inseguridad continuo”, insiste Belliard, dejando clara su oposición a este medio de transporte.
Aunque el Consistorio tenía la potestad de no renovar las concesiones a las empresas, que caducan el 31 de agosto, prefirió organizar una votación ciudadana para mitigar la actual “desconfianza democrática” en las instituciones, apunta el concejal.
Para la oposición de derecha, el referéndum pretende maquillar el caos de tráfico que vive París por la conjunción de monopatines, bicis, motocicletas y coches, muchas veces coincidiendo en la misma vía, a pesar del esfuerzo del Ayuntamiento en perennizar nuevos carriles bici (ya son 200 kilómetros).
El Gobierno francés de Emmanuel Macron también ha querido tener peso en la controversia local, por medio del ministro de Transportes, el parisino Clément Beaune, de quien se especula su interés en aspirar a la alcaldía de la capital en las próximas elecciones municipales.
Beaune anunció esta misma semana que se prepara una reglamentación nacional que incluya la edad mínima de 14 años (actualmente son 12) para conducir un monopatín eléctrico y multas de 135 euros (146 dólares) para los infractores a las normas de circulación.
“Esa reglamentación llega tarde y tiene unas medidas muy suaves”, critica Belliard, quien incide en que una cosa es anunciar las sanciones, y otra ponerlas en práctica, aludiendo a la falta de efectivos policiales para las cuestiones de tráfico.
Las empresas de alquiler, en campaña
Mientras, las tres empresas de alquiler presentes en París (Lime, Tier y Voi) también han entrando en la campaña asociándose a ciertos influyentes, quienes destacan lo práctico y asequible de este medio de transporte (precios de entre 15 a 25 céntimos de euro el minuto).
Entre los habitantes de la ciudad, también hay opiniones muy contrapuestas. Sofía Del Barrio, una española residente en París, figura entre sus defensores.
“Creo que deberían dejar la situación como está, porque utilizo a diario los patinetes y mis amigos también, y creo que, sobre todo en París, que el tráfico es horroroso, el patinete es de las formas más rápidas de transporte”, argumenta.
Del Barrio opina que la bicicleta, el medio de transporte que París pretende promover, “es igual de insegura” que el monopatín.