Pekín ha quedado envuelta la mañana este lunes en un espeso polvo de color marrón como resultado de los fuertes vientos provenientes de Mongolia y el noroeste de China.
La Administración Meteorológica de China ha anunciado una alerta amarilla ante la llegada de lo que describe como «la mayor tormenta de arena en una década». Asimismo, el índice que mide la calidad del aire, que debe estar por debajo de 50, y cuyo nivel máximo es 500, se salió de la norma.
Pekín enfrenta tormentas de arena regulares en marzo y abril por su proximidad al extenso desierto del Gobi, ubicado entre el norte de China y el sur de Mongolia, así como por los efectos de la deforestación en la región boreal del país.