Aunque mucho se ha hablado de los riesgos y beneficios que conlleva el uso de la inteligencia artificial, cada vez está más presente en varios aspectos de nuestra vida, y el entretenimiento para adultos no podía ser ajeno a ello.
Quizá el ejemplo más claro de la evolución de la tecnología en los juguetes sexuales es Harmony, una muñeca erótica capaz de mover las cejas, la boca, mirar y girar la cabeza.
Pero es no es todo, pues también actúa de acuerdo a las especificaciones que el usuario desea a través de la inteligencia artificial, haciendo de esta muñeca algo especial.
De esta manera, se puede programar qué tipo de personalidad deseas para Harmony, y ella irá conversando y aprendiendo sobre los gustos del usuario.
Por si esto fuera poco, los ojos son verdaderamente realistas al igual que el tacto que, sin dejar de ser goma, es suave y poroso, según revela el diario español El País, durante una visita a la empresa Abyss Creations, responsable de la fabricación de la muñeca.
Ubicada en un suburbio de San Marcos, cerca de San Diego, California, Michael Wilson, jefe de producto de Abyss señala que estos productos se comercializan entre $4,000 y $8,000 dependiendo del nivel de personalización que desea el usuario.
Por su parte Matt McMullen, máximo responsable de Abyss, reveló en entrevista al diario argentino La Nación que lleva en este negocio dos décadas.
Empezó en su garaje haciendo maniquíes realistas porque pensaba que le interesaría a la industria de la moda. «Entonces empezó a contactarme gente para preguntarme si los maniquíes eran anatómicamente correctos. Decidí que esa era la dirección del negocio. Deje mi trabajo y monté mi empresa».
Fue así como McMullen se ha hecho un nombre muy conocido en el mundo de los juguetes sexuales. Él los llama acompañantes. Y ahora se ha propuesto darles personalidad, «crear la ilusión de la vida».