Una estudiante recién graduada de secundaria protagonizó un desgarrador abrazo junto a su deportado padre en pleno puente fronterizo. El cariñoso acto fue capturado en un video que se volvió viral, con más de 2.000.000 de visitas en redes sociales.
Saraí Ruiz, de 18 años, asistió a su ceremonia de graduación junto a su madre y otros familiares el viernes pasado en Laredo, Texas, un estado sureño de Estados Unidos. Pero cuando el director pidió a todos que aplaudieran a los padres, uno no estaba: Esteban Ruiz, a quien no se le permitió asistir al evento de su hija porque fue deportado a México hace más de una década.
Después de la ceremonia, Saraí se encontró con su padre en una puerta de entrada en el Puente de la Puerta de las Américas que conecta a México y Estados Unidos. La estudiante nacido en Estados Unidos, que publicó el video en Facebook el 25 de mayo, lo subtituló con un mensaje conmovedor.
«Me esforcé tanto en no llorar cuando abrazamos a nuestros padres sabiendo que solo estaba allí mi madre. Sabía que mi padre nunca me vería caminar para obtener mi diploma, pero hoy pensé que lo sorprendería cruzando el puente para que pudiera verme con mi gorra y vestido», explicó.
Esteban fue deportado de Wisconsin a México cuando Saraí tenía solo cuatro años. Saraí y su madre permanecieron en esa ciudad durante tres años antes de mudarse a Laredo, Texas, para estar más cerca de Estaban. Después de innumerables viajes a través de la frontera, la familia se mudó a Nuevo Laredo, México, donde Esteban se había reasentado.
La madre de Saraí mantuvo su trabajo en Texas y despertó a su hija todas las mañanas para hacer el viaje de una hora a través de la frontera para acudir a la Hector Garcia Early College High School en los EEUU. Sacrificios que valieron tanto la pena y que Saraí los destacó en su mensaje.
«Tengo que decir que toda mi vida me pregunté si mi papá alguna vez me vería graduada. Comenzó porque no lo vi en el Día del Padre, luego siguió siendo un espiral de emociones cuesta abajo donde solo lo vería una vez al año», escribió Saraí.
«Y luego las cosas cambiaron, me mudé a Laredo y pude verlo todos los fines de semana. Compramos una casa y ahora lo veía todos los días. Hoy puedo decir que, aunque hayamos perdido el tiempo de padre e hija, siempre estaré agradecida por su sacrificio por poner su vida en peligro muchas veces solo para volver a verme. Gracias por todo papá (Gracias por todo papá)».