Un nuevo informe, coordinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y publicado este lunes (7.10.2024), revela que el cambio climático causado por la actividad humana, unido a las alteraciones hidrológicas ligadas a la transición de los fenómenos de El Niño a La Niña, provocaron que los glaciares sufrieran en 2023 su mayor pérdida de masa en medio siglo.
«En los últimos cinco decenios, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de masa registrada hasta la fecha. 2023 fue el segundo año consecutivo en el que todas las regiones del mundo que cuentan con glaciares experimentaron pérdidas de hielo», señala la OMM en un comunicado.
Según el informe coordinado por la OMM, apodado State of Global Water Resources 2023 (Estado de los Recursos Hídricos Mundiales), entre septiembre de 2022 y agosto de 2023 los glaciares perdieron 600 millones de toneladas de agua, especialmente los situados en el oeste de Norteamérica y en los Alpes europeos. Precisamente en esa región, los glaciares de Suiza han reducido su volumen de hielo un 10 por ciento en dos años.
«Los recursos hídricos son un indicador de peligro del cambio climático. Recibimos llamadas de socorro en forma de precipitaciones, crecidas y sequías cada vez más extremas que se cobran numerosas vidas y perjudican gravemente a los ecosistemas y las economías. La fusión de la nieve y los glaciares pone en jaque la seguridad hídrica a largo plazo de muchos millones de personas. Y, sin embargo, no estamos adoptando las medidas urgentes necesarias», recalca Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM, a través del mismo comunicado.
Escasez de recursos hídricos
El estudio, centrado en la situación de los recursos hídricos del mundo, enfatizó que 2023 fue el año más seco para los ríos de todo el mundo en los últimos 33 años, indicando que es el cambio climático el factor que provoca ciclos hidrológicos más irregulares.
«En los últimos cinco años consecutivos, los flujos fluviales han sido muy inferiores a los normales, y los flujos de entrada a los embalses han seguido una pauta similar», se recoge en el comunicado de prensa de la OMM. «Esta situación reduce la cantidad de agua disponible para las comunidades, la agricultura y los ecosistemas, lo que ejerce una mayor presión sobre el abastecimiento mundial de agua», añade.
Un 50 por ciento de las cuencas hídricas fluviales mostraron el pasado año condiciones anómalas, en su mayoría menor caudal del habitual, como ocurrió en grandes ríos como el Misisipi y el Amazonas, en América, o el Ganges, el Bramaputra y el Mekong, en Asia.
Por contra, los caudales fueron superiores a la media de años anteriores en naciones isleñas como Nueva Zelanda, Finlandia, Irlanda o Reino Unido, así como en zonas de la Europa nórdica como Finlandia o el sur de Suecia.
«A raíz del aumento de las temperaturas, el ciclo hidrológico se ha acelerado. También se ha vuelto más irregular e impredecible, y nos enfrentamos a problemas crecientes de exceso o escasez de agua. Una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que favorece las precipitaciones intensas. La evaporación más rápida y la desecación de los suelos empeoran las condiciones de sequía», indica Celeste Saulo a través del comunicado.
Con todo, se pretende que este informe ayude a «contribuir a mejorar el monitoreo, intercambio de datos y colaboración transfronteriza», dice Saulo. «Es una necesidad urgente», agrega.
El Informe «Estado de los Recursos Hídricos Mundiales» se publica por tercer año consecutivo y es el más completo hasta la fecha ya que ofrece nueva información sobre los volúmenes de los lagos y los embalses, datos sobre la humedad del suelo y más detalles sobre los glaciares y el equivalente en agua de la nieve.