Los seres humanos heredan la grasa peligrosa del padre y la buena de las madres, así los confirma un estudio publicado en Nature Communications.
Los investigadores han realizado un descubrimiento pionero que podría contribuir a los estudios futuros sobre la obesidad y así poder desarrollar nuevos y mejores tratamientos que combatan las enfermedades relacionadas a la obesidad.
Según el estudio, el gen H19 tiene un efecto protector único que actúa contra el desarrollo del sobrepeso y podría contribuir en la aparición de enfermedades como la diabetes, sobrepeso y enfermedades cardiovasculares y «se herada únicamente del padre».
Esta investigación fue dirigida por Jan – Wilhelm Kornfeld, de la Universidad del Sur de Dinamarca, Elena Schmidt, del Instituto Max Planck de Investigación del Metabolismo de Colona en Alemania; y el investigador Martin Bilban, de la Universidad de Medicina de Viena en Australia.
La investigación muestra que los genes derivados del padre contribuyen al desarrollo de tejido graso blanco, conocido también como grasa mala. Este tipo de grasa se encuentra en su mayoría en el estómago, muslos, la zona baja de la espalda e influye en enfermedades metabólicas.
Los genes maternos, en cambio, favorecen el desarrollo del tejido graso marrón o grasa buena, el cual se caracteriza por tener un efecto protector contra la obesidad.
El matabolismo del ser humano tiene dos tipos de tejidos grasos. El primero es un tejido adiposo blanco que almacena calorías extra; mientras que el marrón o pardo, es una grasa que es considerada buena, porque quema energía para generar calor. Precisamente, en la actualidad la ciencia se está concentrando en estudiar el tejido adiposo, en específico la grasa parda, ya que esto puede ayudar a luchar contra las enfermedades causadas por la obesidad.