El Centro Espacial Kennedy de la NASA anunció este jueves el hallazgo de restos del transbordador Challenger. El “artefacto” fue descubierto por un grupo de buzos documentalistas del equipo de filmación de History Channel en el noroeste de Florida, en la zona del Triángulo de las Bermudas.
“Los buzos notaron un gran objeto hecho por humanos cubierto parcialmente por arena en el lecho marino”, indicó la NASA en su página web y, además, comentaron que “la proximidad a la Costa Espacial de Florida, junto con la construcción moderna del objeto y la presencia de mosaicos cuadrados de 8 pulgadas (20,3 cm)” fueron indicadores clave para determinar el origen de la pieza.
Se trata de una de las piezas más grandes del Challenger encontradas desde su lanzamiento y el primer remanente descubierto desde que dos fragmentos del ala izquierda emergieron en una costa en 1996. El video verificado por la NASA aporta “evidencia bastante clara y convincente”, aseguraron.
Los documentalistas estaban en la búsqueda de restos de un avión de la Segunda Guerra Mundial y, en cambio, se toparon con evidencia del transbordador que, en 1986, se desintegró a los 73 segundos de su lanzamiento y provocó la muerte de siete astronautas.
El Challenger sufrió una serie de fallos técnicos en los anillos “O”, unas juntas que sellan el cohete de propulsión que proyecta la nave, lo que produjo un escape de gas que perforó el depósito principal y lo envolvió en llamas.
Así, mientras ascendía, el vehículo comenzó a agrietarse en algunos puntos por la presión y se partió. Segundos más tarde, los siete tripulantes cayeron al mar. Abordo de la nave estaban los astronautas Michael Smith, Dick Scobee, Judith Resnik, Ronald McNair, Ellison Onizuka y Gregory Jarvin, y la profesora Christa McAuliffe, que participaba en un nuevo programa educativo de la NASA.
Ante el hallazgo, Michael Ciannilli -gerente de la NASA- confirmó la autenticidad de las piezas, dijo que “por supuesto, las emociones vuelven, ¿verdad?” y aseguró que su “corazón dio un vuelco, debo decir, y me trajo de regreso a 1986… y a lo que todos vivimos como nación”.
Ahora, la agencia está analizando qué acciones tomarán con respecto a este artefacto, que “honrará adecuadamente el legado de los astronautas caídos de Challenger y las familias que los amaban”. Por ley, la pieza es propiedad del gobierno de Estados Unidos, por lo que aún permanece en el fondo del océano.