Arqueólogos alemanes del Centro de Investigación Kaiserpfalz han descubierto el entierro intacto de un guerrero franco completamente armado en la ciudad alemana de Ingelheim am Rhein, en un cementerio medieval, entre numerosas tumbas saqueadas durante la Edad Media.
Junto al esqueleto de un hombre adulto enterrado allí hace unos 1.300 años, los investigadores encontraron los restos de un escudo, un cuchillo pesado y una punta de lanza.
Además, había una espada larga, cuya longitud incluyendo la empuñadura alcanza los 93 centímetros, así como un ‘seax’ (una daga con hoja de un solo filo, típica de los pueblos germánicos). La tumba cuenta con el conjunto de casi todas las armas que se utilizaban en aquella época, excepto el arco, según informa la administración de Ingelheim am Rhein.
A juzgar por las características del escudo encontrado, los científicos sugieren que el entierro se remonta al siglo VII d. C., es decir, al reinado de la dinastía merovingia. Los antropólogos determinaron que el hombre murió entre los 30 y 40 años, pero aún no está clara la causa de muerte.
Los hombros ajustados y ligeramente elevados del esqueleto, la llamada postura del ataúd, demuestran que el difunto fue enterrado en un ataúd de madera del que no se conservan restos, sostienen los investigadores.
Todo sigue ahí, tal como se colocó hace siglos, lo que permite a los investigadores obtener una valiosa información sobre las costumbres funerarias y la moda de aquellos tiempos.