En este hotel de los suburbios de Tokio, Japón, el ambiente es a primera vista extrañamente tranquilo. No hay nadie en recepción, pero cuando el visitante se acerca es acogido por una voz grave y metálica.
Dos dinosaurios, que parecen salidos del Parque Jurásico, tocados con un quepí de mozo de equipajes, surgen de pronto, alertados por un detector de movimientos e invitan al cliente a registrarse en una pantalla táctil.
La interacción es muy limitada y el objetivo es sobre todo lúdico en este establecimiento, oportunamente llamado Henn na, literalmente «Raro», donde los peces del acuario son también robots o más bien pequeños artefactos articulados cubiertos de lucecitas intermitentes.
«No queremos un hotel que sea simplemente para dormir, queremos divertir» asegura el gerente Yukio Nagai.
Ubicado en la prefectura de Chiba, cerca de Tokyo Disneyland, por unos $150 la noche, el hotel atrae a numerosas familias con niños en busca de diversión, incluso tras el cierre del parque.
El primer hotel Henn na abrió en 2015 al lado de un parque de atracciones de Nagasaki, en el sudoeste de Japón. Hoy ya hay ocho, todos administrados por la agencia de viajes HIS, que prevé abrir próximamente otros cinco.