Un equipo internacional de científicos analizó una descarga eléctrica masiva que se elevó cerca de 80 kilómetros por encima de una tormenta eléctrica que azotó el estado de Oklahoma (EE.UU.) en 2018, descubriendo nueva información sobre este esquivo fenómeno atmosférico conocido como chorro gigante.
Según detalla la Asociación Universitaria de Investigación Espacial, los académicos realizaron un estudio detallado en 3D del chorro gigante avistado en Oklahoma, que transportó más de 100 veces la carga eléctrica promedio contenida en un rayo típico durante una tormenta, por lo que se considera como el más potente que se haya analizado hasta la fecha.
De acuerdo a los resultados obtenidos, publicados recientemente en la revista Science Advances, se estima que el fenómeno lanzó desde nubes ubicadas a una altitud máxima de unos 8 kilómetros cerca de 300 culombios de carga eléctrica hacia la ionósfera. En comparación, un rayo promedio transporta una carga menos de cinco culombios.
Del mismo modo, los académicos lograron registrar temperaturas superiores a los 4.700 grados Celsius en los canales de aire ionizado dejados por la descarga, llamados líderes, mientras que los pequeños chorros de plasma alcanzaron los 200° C.
«Hemos podido cartografiar este gigantesco chorro en tres dimensiones con datos de muy alta calidad. Pudimos ver fuentes de muy alta frecuencia por encima de la cima de la nube que no se habían visto antes con este nivel de detalle», comentó Levi Boggs, coautor de la publicación.
¿Por qué los chorros gigantes lanzan electricidad al espacio?
Hasta el momento no existe una respuesta clara; sin embargo, los científicos sospechan que el fenómeno se puede originar cuando por alguna razón se bloquea el flujo de energía hacia abajo u hacia otras nubes. Los registros del evento estudiado muestran poca actividad de rayos durante la tormenta antes de que disparara el gigantesco chorro récord.
«Por la razón que sea, suele haber una supresión de las descargas entre nubes y tierra […] Hay una acumulación de carga negativa, y luego creemos que las condiciones en la cima de la tormenta debilitan la capa de carga superior, que suele ser positiva. En ausencia de las descargas de rayos que vemos normalmente, el gigantesco chorro puede aliviar la acumulación de exceso de carga negativa en la nube», explicó Boggs.