Las medidas de contención de la pandemia no solo disminuyeron la contaminación sino que han reducido los niveles del ruido sísmico ambiental
Desde inicios de febrero, cuando el pico de contagios originados por la pandemia del coronavirus alcanzaba su máximo nivel, medios de comunicación comenzaron a difundir imágenes satelitales de China en donde se alcanzaba a percibir una drástica reducción en los índices de contaminación en el cielo de la nación asiática.
La situación se replicó en las grandes zonas industriales del planeta en donde la propagación del virus se expandió rápidamente; fue el caso de la zona industrial de Italia, en la provincia norteña de Lombardía, al igual que en el estado de Nueva York y ciudades como Los Angeles y Chicago, en estados Unidos, Londres, Madrid o Ciudad de México.
La noticia corrió como pólvora, la NASA y científicos confirmaban los datos y nos dejaban ver los efectos de la declaración de emergencia sanitaria en todo el mundo, el cierre de miles de empresas y la cuarentena impuesta a millones de ciudadanos. Las calles, parques, playas y centros de entretenimiento en las grandes ciudades, antes llenos de personas, ahora lucían desiertos.
Ahora, un nuevo dato científico en torno a una reducción en los sismos que cimbran el planeta ha generado sorpresa entre quienes dan seguimiento a los efectos de las medidas de contención global para combatir el coronavirus
La comunidad científica ha dado seguimiento
Esta información no ha pasado desapercibida para la comunidad científica, quienes han notado el cambio en el comportamiento telúrico de la corteza terrestre. Han observado una reducción sustancial en lo que llaman ruido sísmico ambiental, o lo que es lo mismo; las vibraciones generadas por vehículos, trenes, autobuses y personas.
La ausencia, o reducción, de este tipo de movimientos cotidianos, y aparentemente intrascendentes para muchas personas, ha generado que la corteza superior de la Tierra se mueva un poco menos. El geólogo y sismólogo del Observatorio Real de Bélgica Thomas Lecocq, fue el primero que señaló este fenómeno en Bruselas.
Thomas Lecocq dio a conocer que Bruselas ha visto reducida en un 30 al 50% en el ruido sísmico ambiental desde mediados de marzo, justo cuando el país europeo comenzó a implementar medidas de distanciamiento social para hacer frente a la pandemia.
Solo por realizar una comparación, el nivel de ruido que se experimenta ahora en Bruselas está a la par de lo que los sismólogos registran en la temporada Navidad, declaró Lecocq .
Bruselas no es la única urbe que ha experimentado este tipo de cambios, la inmensa Londres y la caótica Los Angeles también han notado cambios semejantes, lo que nos recuerda las significativas alteraciones que el virus ha generado en la vida de millones de personas, y en el planeta que habitan.
La reducción del ruido también nos recuerda, aseguran los científicos, que la población está siguiendo las indicaciones de confinamiento que han impuesto las autoridades de cada país, con la finalidad de reducir en lo posible los movimientos de personas o traslados innecesarios