Paleontólogos británicos, alemanes y mexicanos dirigidos por la Universidad de Portsmouth (UP), Reino Unido, han identificado una nueva especie inusual de pterosaurio, que tenía más de 400 dientes que parecían las puntas de un peine de cerdas finas. El esqueleto fosilizado, casi completo, fue encontrado accidentalmente en una cantera de Alemania.
Dientes extraordinarios
«Las mandíbulas de este pterosaurio son realmente largas y están revestidas con pequeños dientes finos y ganchudos, con pequeños espacios entre ellos como un peine para liendres. La mandíbula larga está curvada hacia arriba como una avoceta [ave con un largo pico curvado hacia arriba] y al final se ensancha como una espátula. No hay dientes al final de su boca, pero hay dientes a lo largo de ambas mandíbulas hasta la parte posterior», según lo describió David Martill, profesor de la Escuela de Medio Ambiente, Geografía y Geociencias de la UP, líder de la investigación.
Una alimentación muy peculiar
«Y lo que es aún más notable es que algunos de los dientes tienen un gancho en el extremo, que nunca antes habíamos visto en un pterosaurio. Estos pequeños anzuelos se habrían utilizado para atrapar los diminutos camarones de los que probablemente se alimentaba, asegurándose de que bajaran por su garganta y no quedaran apretados entre los dientes», agregó Martill.

Los expertos suponen que este pterosaurio usaría su pico en forma de cuchara para canalizar el agua en lagunas poco profundas y luego sus dientes servirían para drenar el exceso de líquido, dejando a la presa atrapada en su boca, al igual que los patos y los flamencos.
Un hallazgo fortuito
El profesor comentó que el esqueleto, casi completo, se encontró accidentalmente mientras los científicos excavaban un gran bloque de piedra caliza, «de capas muy finas que conserva los fósiles maravillosamente», que contenía huesos de cocodrilo.
«Este fue un hallazgo bastante fortuito de un esqueleto bien conservado con una articulación casi perfecta, lo que sugiere que el cadáver debe haber estado en una etapa muy temprana de descomposición con todas las articulaciones, incluidos sus ligamentos, aún viables. Debió de quedar enterrado entre sedimentos casi tan pronto como murió», explicó Martill.