La serie más vista de Netflix de todos los tiempos ha superado los 100 millones de reproducciones durante su primer mes en la plataforma. Dirigida y escrita por Dong-hyuk Hwang, la serie surcoreana se inspiró en conocidos cómics japoneses como Battle Royale, As the Gods Will y Alice in Borderland.
“El juego del Calamar” o, en inglés, “Squid Game” trata sobre un grupo de personas que se encuentra endeudada y desesperara económicamente y es captada para realizar juegos infantiles y competir por un premio millonario. ¿El riesgo? Perder la propia vida.
En uno de sus capítulos, el juego consiste en lograr separar diferentes formas de una galletita de modo tan meticuloso que la forma salga de modo completo, sin romperse. Las galletitas están hechas con azúcar y son furor en las redes, y los fanáticos de la serie están aventurándose a prepararlas en sus casas.
¿Cómo cocinas las galletitas de “El juego del Calamar”?
Para la preparación no necesitas muchas cosas: azúcar y bicarbonato de sodio o polvo de hornear. Calentar primero la azúcar en una sartén bien caliente hasta que se empiece a derretir, y luego tirar una cucharadita de bicarbonato de sodio. La parte de los ingredientes es la más sencilla, la dificultad está en la técnica.
Con un palito, mezclás hasta que el caramelo se empiece a inflar, luego lo tirás sobre papel aluminio para que no se pegue en la mesa, y le das la forma que vos quieras. Con otra lámina de papel, la aplastas, la dejás secar unos segundos (no mucho porque se puede pegar), y luego le colocás la forma elegida (círculo, estrella o cuadrado).
Historia
En diálogo con Infobae, Sandra Lee, cocinera coreana y presidenta de la Asociación de Gastronómicos Coreanos en la Argentina, enfatizó que todos los juegos que aparecieron en la serie eran los que ella jugaba de chica.
La galletita se llama “Dalgona” (algunos también le dice “Ppopki”) y es una comida tradicional en los puestos callejeros en Corea, sobre todo para los más chicos.
A diferencia de la Argentina, que uno compra los productos listos para comer en la calle listos, los vendedores coreanos daban las galletitas ya hechas, sino que los niños participaban en su elaboración. Los chicos iban con una cucharón o un platito, el dueño del puesto les tiraba la azúcar caliente y ellos tenían que mezclar hasta formar el caramelo.
Luego, el vendedor se acercaba, tiraba el “polvo mágico”, tal como los chicos le decían (en realidad era el bicarbonato de sodio), y les daba la forma que ellos querían. Sandra aseguró que que no se acuerda de haber visto el símbolo del paraguas, que eso “debe ser algo que inventaron en la serie”. Aunque en el Juego del Calamar el premio era vivir, en la vida real, si recortabas bien la forma te regalaban otra galletita.
Otra de las diferencias que hay entre la serie y la realidad es que los participantes podían usar una aguja para conseguir el objetivo en la serie. En este sentido, Sandra relató que eso no pasaba en la realidad, sino que lo hacían con sus manos.
A los padres no les gustaba que los chicos comieran la “dalgona” porque era una galletita hecha 100% con azúcar. Además, como la preparación dependía de ellos, siempre se ensuciaba o quemaba el cucharón.
A nivel precio, Sandra afirmó que en la década del 80 se conseguían a menos de 20 centavos de dólar, pero luego del boom de la serie, los puestos ahora venden paquetes más elaborados que pueden llegar costar entre 5 y 7 dólares.