Los científicos de Western University en Canadá han confirmado que un trozo de vidrio negro del tamaño de un puño que se descubrió en 2011, y cuya existencia se dio a conocer por primera vez en 2017, es el material más caliente jamás encontrado en la Tierra, reza un comunicado de la universidad.
Los investigadores del centro universitario encontraron cuatro granos de circón adicionales, un mineral duro comúnmente conocido por ser un sustituto de los diamantes. El hallazgo confirmó los resultados de un estudio previo, del 2017, que ya reveló que la roca se formó a una temperatura de 2.370ºC.
Esta y otras rocas fueron derretidas y cambiaron de estructura a raíz de la caída de un meteorito, hace unos 36 millones de años, sobre lo que ahora es Labrador, Canadá. El impacto creó el cráter Mistastin, de 28 kilómetros de diámetro, donde Michael Zanetti, entonces un estudiante de posgrado en la Universidad de Washington, en St. Louis, recogió hace 11 años la mencionada roca de vidrio.
El análisis de la roca mostró que contiene circonitas, minerales extremadamente duraderos que se cristalizan a muy altas temperaturas, mientras que la estructura de los circones ayudó a revelar qué tan caliente estaba cuando se formaron.
En el nuevo estudio, publicado el 15 de abril en la revista Earth and Planetary Science Letters, el autor principal, Gavin Tolometti, y sus colegas de la Western University analizaron cuatro granos de circón adicionales y otros fragmentos rocosos recogidos en el cráter. Los resultados mostraron que los zircones de vidrio de impacto se formaron a una temperatura de, al menos, 2.370 ºC, tal y como especifica el estudio de 2017.
Los investigadores también encontraron un mineral llamado reidita en granos de circón del cráter. La reidita se forma cuando los circones se someten a una presión extrema.
El estudio estima que el impacto produjo presiones de 30 a 40 gigapascales en los bordes del impacto, mientras que en la zona donde el meteorito cayó directamente en la corteza terrestre, las rocas no sólo se derritieron, sino que se evaporaron.
El resultado del estudio «puede ser un avance para tratar de comprender cómo se han modificado las rocas por los cráteres de impacto en todo el sistema solar», señaló Tolometti. «Estos datos se pueden aplicar en modelos de impacto para mejorar los resultados que hemos obtenido», concluyó.