Un grupo de investigadores liderado por el biólogo alemán Stephan Getzin ha encontrado nuevas pruebas que apoyan la teoría de la autoorganización con la que anteriores estudios han intentado explicar la naturaleza de los misteriosos ‘anillos de hadas’ localizados en el desierto del Namib —a lo largo de la costa de Namibia, al sudoeste de África— y al oeste de Australia.
Estos círculos desprovistos de vegetación y equidistantes entre sí fueron explicados por Getzin y su equipo como el resultado de diversos procesos, como el desgaste del suelo debido a las fuertes lluvias, el calor extremo y la evaporación. Al mismo tiempo, en los bordes de la mayoría de los ‘anillos’ se registra un crecimiento de hierba más exuberante, en comparación con el promedio del pasto.
Ahora los científicos precisan que las hierbas forman estos círculos, que miden entre 2 y 10 metros de ancho, para aprovechar al máximo las escasas lluvias.
En su último estudio, los investigadores volvieron al país africano con la esperanza de encontrar pruebas aún más concluyentes, para lo que investigaron ‘anillos de hada’ en 10 regiones del desierto de Namib en función de las lluvias, que en esta zona son escasas e irregulares. El grupo examinó las hierbas, sus raíces y brotes, y cualquier posible daño en las raíces provocado por las termitas.
Tras completar las observaciones, que comenzaron en la estación seca de 2020 y se prolongaron hasta el final de la estación lluviosa de 2022, los científicos sugirieron que las plantas estaban invirtiendo mucho en el crecimiento de las raíces para buscar agua. Además, los investigadores no encontraron pruebas de que las termitas se alimentaran de las raíces.
«Lo más importante es que podamos demostrar que las termitas no son responsables, porque las hierbas mueren inmediatamente después de las lluvias, sin que haya señales de criaturas alimentándose de la raíz», señaló Getzin en un comunicado. «Bajo el intenso calor del Namib, las hierbas transpiran permanentemente y pierden agua, por lo que crean vacíos de humedad en el suelo alrededor de sus raíces y el agua es atraída hacia ellas», explica el científico.
Según escriben los investigadores, se trata de un increíble ejemplo de «retroalimentación ecohidrológica», en el que los círculos yermos se convierten en depósitos que ayudan a sostener las hierbas en los bordes.
«Las hierbas actúan como ingenieros del ecosistema y se benefician directamente del recurso hídrico proporcionado por los huecos de vegetación», sostiene el autor principal del estudio. «De hecho, conocemos estructuras de vegetación autoorganizadas relacionadas con otras zonas áridas duras del mundo y, en todos esos casos, las plantas no tienen otra oportunidad para sobrevivir que creciendo exactamente en esas formaciones geométricas», agrega.