El equipo de control del satélite ICESat-2 de la NASA en Maryland, EE.UU., quedó impresionado al observar por primera vez las imágenes de los rayos láser del satélite que se envían desde la órbita a la Tierra, comunicaron el pasado viernes. Daichi Fujii, un astrónomo aficionado japonés, captó estos fotogramas de luz verde que cruzaba el cielo nublado, posicionado cerca del monte Fuji, el pasado septiembre.
El seguimiento de los datos orbitales le permitió a Fujii determinar que esos escurridizos y misteriosos pulsos de luz tenían su origen en el ICESat-2. El satélite «parecía estar casi directamente encima de él, con el rayo golpeando las nubes bajas en ángulo», comentó Tony Martino, científico del instrumento. «Para ver el láser, se debe estar exactamente en el lugar correcto, en el momento correcto y deben darse las condiciones adecuadas», manifestó.
Martino explica que un evento así es difícil de captar, ya que se necesita que la luz se refleje en algo para ver el rayo desde un lado. Las condiciones atmosféricas de esa noche, de suficientes nubes para dispersar la luz láser, pero no tantas como para bloquear la luz por completo, le permitieron a Fujii lograr tal hazaña.
El ICESat-2 está equipado con un radar lídar, que dispara un láser 10.000 veces por segundo y envía seis rayos de luz a la Tierra. Cuando se tomaron las imágenes, estaba recopilando datos sobre el perfil de altura de las nubes, el terreno montañoso y el océano de Japón. Disparada desde cientos de kilómetros en el espacio, la luz láser es completamente inocua.