Las observaciones realizadas desde el desierto chileno de Atacama por el conjunto de radiotelescopios ALMA han permitido divisar una luna en formación a 370 años luz de la Tierra, en un joven sistema estelar y junto a uno de los dos exoplanetas previamente descubiertos en el mismo.
El propio planeta que está orbitando esta luna y un disco circunplanetario fueron descubiertos en 2019 a partir de los datos de espectrografía que había recabado otro telescopio, VLT (Observatorio Paranal, Chile) y designado PDS 70c. Desde ese momento se intuía la presencia de satélites en su entorno, pero las imágenes disponibles entonces no permitían confirmar su existencia, afirmó un comunicado emitido el jueves pasado por el Instituto Max Planck de Astronomía.
Las observaciones del ALMA tienen una «resolución tan buena» que se ha podido asociar «sin duda alguna» el disco con el planeta y los astrónomos han logrado «por primera vez limitar su tamaño», comentó Myriam Benitsy, investigadora de las Universidades de Grenoble (Francia) y de la de Chile y primera autora del artículo sobre este hallazgo publicado la semana pasada en Astrophysical Journal Letters.
La estrella PDS 70 y los objetos que la rodean tienen mucha importancia para desarrollar los modelos de formación planetaria, estiman los científicos. Mientras tanto, su conocimiento del proceso de formación de lunas es más pobre que del de planetas e incluso el origen de nuestra propia Luna todavía es objeto de debate. La condensación de gas y polvo del disco circumplanetario en cuerpos progresivamente más grandes a través de múltiples colisiones se considera el escenario más probable.
Según las nuevas estimaciones, en el disco circumplanetario en cuestión hay suficiente material para crear tres lunas del tamaño de la nuestra, mientras que el propio planeta es un gigante gaseoso parecido a Júpiter, pero varias veces más grande. El mismo conjunto de datos que confirma la existencia de este disco y la ‘exoluna’ muestra también que el primer planeta del sistema, el PDS 70b, descubierto en 2018, es más parecido a Saturno, pero no tiene un disco como se presumía antes.
Los planetas PDS 70b y PDS 70c son de interés especial para los astrónomos porque «forman un sistema que recuerda al par Júpiter-Saturno» y son «los únicos dos exoplanetas detectados hasta ahora que todavía están en su etapa de formación», explicó la coautora Miriam Keppler, investigadora del Instituto Max Planck. El equipo cree que más planetas pueden encontrarse con telescopios más potentes en torno a estos y el sistema de PDS 70 seguirá estando en el foco de observaciones porque tiene muchos detalles por descubrir.